Por Crístian Ramón Verduc
14/06/2011
Cantor, para cantar, si nada dicen tus versos

“Cantor, para cantar, si nada dicen tus versos…” dice Pablo Raúl Trullenque, reclamando que no vale la pena callar al silencio cuando es para decir nada.

Quien canta, sus males espanta, pues el canto trae alegría al alma, o fuertes emociones, evocaciones, consejos, pensamientos profundos… todo un universo poético y musical que puede pasar por la voz de un cantor profesional o aficionado.

Generalmente, uno canta por que le gusta cantar y no hace falta aclarar nada más. Hay personas que cantan para sí mismas y se solazan con ello en la casa, andando por una calle, mientras trabajan o mientras toman un baño. También se puede cantar mentalmente, en silencio, tal vez imaginando que uno está en un gran escenario, ante un público numeroso y entusiasta. El pensamiento, la fantasía íntima, ese “hacerse una película” puede ser de gran ayuda cuando uno está haciendo una travesía, un trabajo rutinario, o cuando ha caído en las redes de la burocracia y ésta lo ha mandado a esperar. Si esa fantasía incluye una poesía cantada, aparte de ejercitar la imaginación y alegrar al corazón, estamos fortaleciendo la memoria al recordar toda la letra.

Ese ensayo privado e íntimo ayudará a preparar una presentación en público o una exposición de habilidades ante un grupo familiar o de amigos. El repaso mental de lo que se va a cantar es un complemento y no un sustituto del necesario ensayo en el que se ha de cantar y tocar un instrumento. En el ensayo hay una actividad física que no puede ser reemplazada por la imaginación. El ensayo es una sesión de canto e instrumentación a solas o con la presencia de invitados que tendrán que aguantar las repeticiones necesarias para afianzar el canto y el acompañamiento instrumental. Para quien asiste pasivamente a un ensayo, éste puede parecer aburrido; no así para los músicos y cantores, que con solo ensayar ya están disfrutando del arte y de los progresos que se pueden lograr con un poco de dedicación.

Cualquier exposición, así sea ante un grupo de amigos, es un momento en el que se han de demostrar las habilidades adquiridas. En ese momento el músico o cantor interpreta lo que sabe; no anda a tientas. Si se trata de una actuación en público, ya sea por radio, televisión o desde un escenario, el cantor llega a esa presentación sabiendo lo que va a cantar, lo que va a decir, el orden de los temas a interpretar y de las estrofas que los componen. Cada uno tiene una forma particular de reaccionar ante los imprevistos, pero lo que mejor suele salir es lo que se ha pensado y preparado con anticipación.

Los cantores de escenarios suelen ser especializados, en mayor o menor medida. Hay quienes se expresan mejor con música melodiosa, lenta y romántica. Están los cantores de ritmos vigorosos y rápidos. Algunos intérpretes son más recitadores que cantores. Están los que desde el micrófono nos dan una clase magistral sobre determinado tema. Los humoristas cantores suelen interactuar con el público, especialmente con los espectadores que pueden ser también causantes de risas. Y hay público para todos. No hay cantores ni espectadores monotemáticos, pero cada uno suele tener sus preferencias.

Las audiciones radiales suelen o deben tener su personalidad. Por ejemplo, el Alero Quichua Santiagueño, nació hace más de cuarenta y un años con la finalidad de rescatar y difundir los valores tradicionales de nuestro pueblo criollo, especialmente en lo que hace a la lengua quichua. Otras audiciones radiales o televisivas tienen otros objetivos y su mensaje al público es acorde con tales finalidades.

Cada Domingo, los conductores de la audición radial del movimiento Alero Quichua Santiagueño se ocupan de mantener el rumbo marcado por los iniciadores de la agrupación nativista. La música grabada que se difunde es la que concuerda con el rumbo marcado para el Alero. Habitualmente concurren músicos, cantores, recitadores y gente de la cultura criolla en general. Incluso suelen visitarnos bailarines que muestran su habilidad a los presentes. Están quienes participan todos los Domingos desde hace años y las personas que concurren a la audición radial en forma periódica o eventualmente. Cada uno a su modo disfruta por integrarse a la rueda cancionera y quichuista.

Cada pieza cantada tiene un contenido poético y musical. Sobre todo las piezas folclóricas de las últimas seis o siete décadas responden a un tema específico desde la primera hasta la última estrofa. El poeta aborda un tema y lo pone a consideración del oyente por medio del cantor.

En los patios fiesteros del Siglo XIX, las parejas de bailarines solían intercambiar coplitas entre la primera y segunda parte del tema instrumental. Solía ser una insinuación amorosa por parte del hombre, seguida de un rechazo igualmente rimado por parte de la dama. Cuando el tema era cantado, el público escuchaba sin bailar.

En algunas grabaciones de Don Andrés Chazarreta, se escucha al Patriarca del Folclore recitando una relación entre la primera y la segunda de una interpretación instrumental de su conjunto. En la grabación de la chacarera Añoranzas en quichua, Don Sixto Palavecino dice una copla quichua dedicada a Julio Argentino Jerez. El payador Lázaro Moreno, en su chacarera A Don Yuma Gómez, recita entre la primera y segunda parte una estrofa que complementa a las que conforman el canto.

En ambientes de jolgorio, en las reuniones familiares, cuando alguien está tocando o cantando, aparecen los decidores que interrumpen el comienzo de la segunda parte para soltar relaciones no siempre relacionadas con lo que se está cantando. Suelen ser coplas pícaras destinadas a provocar la risa dentro del ambiente festivo un poco dominado por la bebida. En esos casos poco importa el contenido del canto y del dicho o relación, pues todo es fiesta para beber, comer, cantar, bailar y reír.

Hay músicos y cantores que en el escenario recurren a esos dichos para despertar en el público un interés mayor que el que consiguen con la interpretación instrumental o el canto. Generalmente, cuando a alguien la utilización de un recurso así le da resultado, muchos lo imitan e incluso procuran ir un poco más allá con las picardías. Así es como se llega a situaciones un poco incómodas cuando los decidores se ponen atrevidos.

En proximidades de cualquier actuación, así sea para unos pocos o para una multitud, hay que ser cuidadoso al preparar lo que se va a cantar y decir, pues el público no merece escuchar groserías ni incoherencias. El cantor bien preparado tiene todo previsto pero con su capacidad comunicacional ofrece una presentación tan cálida como si fuese todo improvisado.

Si se va a recurrir a los dichos y relaciones entre el canto, se debe aplicar tal recurso en uno o dos de los temas interpretados, para evitar que el impacto de una copla ingeniosa deje de ser tal por haber caído en la rutina. Además, el dicho debe ser coherente con la poesía que se está cantando; si no hay que esperar un tema instrumental, o mejor dejar a la música y al canto que se luzcan sin interrupciones, para bien de la cultura popular.

14 de Junio de 2.011.

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La audición radial se caracteriza por su espontaneidad, no se elabora un libreto en razón de que el programa se hace en vivo con la participación del público que se hace presente en el Salón Auditorium.
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