Por Crístian Ramón Verduc
29/03/2011
Las Malvinas son argentinas.

“Las Malvinas son argentinas.” Ese enunciado está escrito en muchos carteles y marcado a fuego en muchos corazones argentinos. Las Islas Malvinas deberían formar parte del territorio argentino, indudablemente. La Geografía, la Historia y el buen criterio así lo afirman.

Inglaterra y sus simpatizantes afirman lo contrario, con distintos argumentos o pretextos basados en conceptos netamente colonialistas, en pleno Siglo XXI. Es que el colonialismo es una situación natural y deseable para los que dirigen gran parte del mundo desde el Hemisferio Norte.

Eso de que lo que beneficia a uno está bien más allá de los discursos y acuerdos, es parte de la contradictoria conducta humana. Si miramos a nuestro alrededor, y más aún, si nos observamos a nosotros mismos, tendremos la oportunidad de observar cuán elástica puede ser la moral del “hombre civilizado.”

Podemos observar a diario a “honestos ciudadanos” (que podemos ser nosotros mismos), sustrayéndose a sus obligaciones, buscando cómo burlar a los otros o procurando apropiarse de lo que no le corresponde.

Si todos obrásemos con honestidad y solidaridad, nuestra sociedad funcionaría bien y sería más grato formar parte de ella. Esta afirmación no es exclusiva para ninguna ciudad, ninguna provincia y ningún país. Los medios de comunicación nos están mostrando a diario cómo la gran sociedad humana está funcionando movida en gran parte por las injusticias. No todo son malas noticias, pues en todo el mundo y en todos los niveles se ve también la sensibilidad humana, sobre todo ante los desastres iniciados por algún fenómeno natural.

A nivel internacional hay también desastres provocados por los seres humanos. Unos de esos desastres son los que se están produciendo en forma cotidiana por nuestros ataques a la Naturaleza. Otros son perpetrados por ataques de unos países contra otros. En estos días los medios de difusión están repartiendo sus esfuerzos para poder brindar informaciones sobre todo tipo de desgracias.

Hay que ser cuidadosos con lo que uno ve y escucha en los medios de difusión, pues lo que hoy nos es presentado como cierto y correcto, mañana nos puede ser mostrado como errado e incorrecto. A pesar de que la tecnología actual nos permite ver prácticamente al instante lo que ocurre en lugares muy lejanos, la credibilidad ha caído tanto que hay una entendible tendencia general a creer únicamente lo que uno puede ver como testigo presencial.

Inglaterra y sus aliados están permanentemente en guerra, siempre atacando a alguien, siempre con motivos muy justos, según ellos. Cuando invadieron las Islas Malvinas en 1.833, sus motivos eran muy justos según ellos. Cuando las islas fueron recuperadas por la acción militar argentina del 2 de Abril de 1.982, nuestros soldados eran invasores según Inglaterra y sus aliados. La acción fue duramente criticada en distintos países… incluso en el nuestro, sobre todo después del resultado militar adverso.

Los enfrentamientos militares demostraron el valor y coraje que aflora en nuestros jóvenes si de luchar por una causa patriótica se trata. También quedó demostrado una vez más que una guerra es ganada por quien comete menos errores o tiene mayor poderío económico. El informe posterior a esta guerra de facto deja a la vista la serie de errores cometidos.

Los ciudadanos comunes y poco informados no podemos ponernos a analizar públicamente aciertos y errores militares sin entrar a opinar a ciegas en asuntos que poco y nada conocemos. Igual o peor sería en el terreno de la política internacional, la diplomacia, los acuerdos manifiestos y los acuerdos secretos entre países. Mucho menos estamos en condiciones de opinar sobre grupos supranacionales. No podemos soltar afirmaciones en esos temas sin exponernos a caer en la temeridad e irresponsabilidad.

La acción de nuestros combatientes que regresaron de la guerra y la de los que quedaron en las islas o en el Mar Argentino, merecen nuestra recordación y homenaje. Ellos han sido portadores de la Bandera Argentina en circunstancias muy difíciles, circunstancias para muchos de ellos impensables hasta el momento de producirse. Unos habrán reaccionado con decisión y valentía; otros, tal vez hayan reaccionado de otro modo. No sabemos a ciencia cierta por falta de información objetiva, pero eso poco interesa.

Lo cierto es que nuestros soldados han enfrentado nuevamente a los ingleses, como lo hicieran los soldados y vecinos de Buenos Aires en 1.806 y 1.807. Otra vez hubo diferencias en el equipamiento y poder de fuego. Solo que esta vez las diferencias eran mayores y el enemigo era multinacional. No había cómo sostener las islas.

Podemos reclamar toda la vida por los errores que se han cometido en los distintos niveles, pero si queremos tener una pista sobre el porqué de los errores, solamente deberíamos echar una mirada a nuestro modo de ser.

Un ejercicio interesante sería observar cómo actuamos nosotros mismos y las personas con quienes interactuamos en la vida cotidiana. Podemos ir a comprar algo, o hacer un trámite, o contratar los servicios de una empresa. Si conseguimos hacer todo bien y en poco tiempo, sin tener que soportar las largas e inexplicables esperas, si no tenemos que volver dos o más veces sobre lo mismo, es por que de una vez por todas hemos revertido males que nos aquejan desde hace siglos. También podemos extender esas observaciones a otras actividades, como utilizar un transporte público, un teléfono, contratar un albañil, un carpintero, hacer arreglar un automotor o electrodoméstico. Incluso podemos intentar reunir un grupo de gente para una tarea en común. En todos los casos, debemos observar si hubo buen desempeño por las partes involucradas, comenzando por nosotros mismos. Hay que ver si cada uno estuvo en donde debía estar y en el momento convenido.

Trasladamos todas esas experiencias a una supuesta situación de guerra, y tendremos un panorama hipotético sobre las posibilidades de éxito que tendría una aventura militar de nuestra sociedad. ¿No es lo mismo? ¿Qué cosa es lo mismo que otra? ¿Por qué uno va a ser irresponsable o desorganizado en unas cosas pero eficiente en otras si es la misma persona? No se puede esperar que una comunidad sea eficiente en un asunto delicado si es ineficiente en lo cotidiano.

Por otra parte, si nosotros no estamos totalmente conformes con el funcionamiento de nuestra sociedad, mal podemos pretender que la población inglesa implantada en nuestras islas acepte la idea de cambiar su nacionalidad por la nuestra. No es que ellos sean menos peores que nosotros, sino que ya conocen lo suyo y… es mejor lo malo conocido.

La Historia nos cuenta que los imperios conquistaban a los otros pueblos mostrándoles lo bien que vivían quienes se sometían a ellos. Años después de la guerra de 1.982, nosotros hemos pretendido seducir a los habitantes de nuestras islas regalándoles ositos de juguete. Lamentable…

Hoy estamos próximos a un nuevo aniversario de un intento de recuperación de nuestras islas por la fuerza militar. Debemos recordar con respeto a los caídos en esas acciones. Si diésemos a ellos un poco de la mucha atención que brindamos a los recaudadores que vienen a llevar nuestro dinero para la Corona Británica, sería algo. Peor es nada.

29 de Marzo de 2.011.

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