Quillat ckayllitapi tían. La Luna está cerquita. En cada plenilunio, sobre todo cuando recién aparece o cuando está por perderse en el horizonte, la imagen que percibimos es de una Luna grande, de un tamaño mayor que el que parece tener cuando está en medio del cielo.
En estos días, el satélite natural de nuestro planeta estuvo un poco más cerca de la Tierra, tal como ocurre cada cierta cantidad de años en forma cíclica. Todo esto es observado por los astrónomos desde hace mucho tiempo. Ellos cuentan con los aparatos adecuados para medir la distancia y el tamaño aparente de la Luna.
Los que no contamos con los instrumentos y conocimientos de astronomía dependemos de la información que nos proporcionan los ojos, que son órganos sensoriales fundamentales para relacionarnos con el mundo. Un mecanismo maravilloso que existe en nuestro aparato ocular hace que no veamos los objetos lejanos del tamaño que por la distancia deberíamos verlos. A esos objetos lejanos, nuestro sentido de la vista nos los presenta de un tamaño aparente mayor para que podamos comprender bien de qué se trata.
Llamamos cielo a la porción de atmósfera y espacio sideral que tenemos a la vista por encima del horizonte. También le decimos Firmamento, que viene del latín Firmamentum y significa “donde se afirma o fija”. Movidos por las percepciones, tenemos la tendencia natural a creer que las estrellas, el Sol, la Luna y planetas visibles, están fijados a una bóveda celeste que sería el Cielo. Se trata de otro fenómeno óptico por el cual vemos el difuso límite entre la envoltura gaseosa de nuestro planeta con el espacio exterior igual como veríamos la superficie del agua si estuviésemos sumergidos y mirando hacia arriba.
En un estero, laguna, río o piscina con aguas claras, si uno está sumergido y puede mirar hacia arriba, ve todo lo que está más allá de la superficie como si estuviese fijado a la misma superficie, que es el límite entre el agua y el aire. Es del mismo modo como nuestro ojo aprecia la imagen de los astros celestiales, como si estuviesen fijados a una superficie cóncava a la que llamamos Cielo o Firmamento. Esa superficie ideal o envoltura de la Tierra, tiene la forma del planeta, por eso sigue la curvatura de la superficie terrestre.
Los principales astros de nuestro cielo: el Sol y la Luna, cuando están cerca del horizonte son percibidos por nuestos ojos como objetos muy lejanos, por la curvatura del firmamento. Entonces el sistema óptico actúa dándoles para nuestra comprensión un tamaño aparente amplificado. Si el astro está en lo alto del cielo, la distancia a la que vemos la imagen en el firmamento es menor, por lo tanto no necesitamos que sea muy ampliada. Por eso es que vemos el Sol o la Luna nacientes o ponientes mayores que cuando están sobre nuestras cabezas.
Por esos fenómenos naturales de los astros celestes, en estos días la Luna está más cerca de la Tierra. Además, al estar del lado opuesto al que vemos al Sol, se la ve totalmente iluminada, o Luna Llena como decimos habitualmente. Si no fuese por que los medios de difusión nos han hecho saber lo que los astrónomos anunciaban, no habríamos sabido que la Luna está más cerca. Lo importante es que se la ve muy linda, como siempre o tal vez más.
La Luna es motivo de fascinación para gente de todas las épocas. Los poetas y cantores le han dedicado sus mejores pensamientos rimados o en prosa. Incluso hay cantores que han tomado su nombre para usarlo como nombre artístico.
Uno de los cantores argentinos que ha usado el nombre del satélite artificial de la Tierra, ha sido el bonaerense Argentino Luna. Le ha salido un nombre armonioso, criollo y decidor. Y así era Argentino Luna: criollo y decidor.
Decir argentino es definir la nacionalidad de quien ha nacido en nuestro país. Decirse Argentino es otra cosa. Llamarse Argentino es cosa seria. Optar por tener el nombre del país de uno implica un compromiso con la gran causa nacional. Ser Argentino es no dudar en reclamar por la cantidad de veces que a uno le explican el porqué… pero el poncho no aparece, por la cantidad de veces que le dicen que ha sido otro… pero el poncho no aparece, por el viejo discurso de que somos todos buenos paisanos… pero el poncho no aparece.
Ser Argentino es saber decir con altura: “Sacar la tierra a los indios se llama soberanía, pero ellos estaban antes.” “Nos han robado, país.” “Me preguntan cómo ando, y respondo más o menos. Una manga de langostas se ha robao hasta los sueños. Ya somos muchos con bronca y se nos acaba el tiempo. Habrá que ganar la vida; hacer la vida de nuevo.”
Profesional de los escenarios, enseñaba a los nuevos: “Con dolores en el cuerpo y en el alma, hay que salir al escenario.” Supo ser compañero y amigo de los otros cantores criollos, entre ellos el payador quichuista santiagueño Lázaro Moreno.
Hace algún tiempo decidió cantar, por las dudas: “Aquí está mi testamento. No vaya ser que de urgencia, me vaya de esta querencia y alguien quede a los lamentos.” “No dejo mucho. Lo siento.” “Les dejo un sueño olvidado que nunca pude cumplir.” “Cuando me toque partir, que sea con poca pena.” “A partir no me resisto. Será cuando deba ser…”
Mirá lo que son las cosas… parecería que hace pocas lunas nomás, el gaucho de Madariaga nos sorprendía desde la radio cantando Zamba Para Decir Adiós. Parece que era ayer cuando escuchábamos El Malevo y fervorosamente los changos intentábamos imitar a Argentino Luna recitando los versos del uruguayo Osiris Rodríguez Castillo.
Mirá lo que son las cosas… ¿No era hace pocos días que Argentino Luna estaba en el escenario del Festival Nacional de Folclore cediendo parte de su tiempo para que se luzca un nuevo cantor surero?
Mirá lo que son las cosas… Su repentina enfermedad en el Sur del país nos tenía preocupados, pero el saber que lo habían trasladado a la Fundación Favaloro traía esperanzas, pues si podía viajar era por que estaba mejor. Ya era cuestión de esperar nomás.
Los argentinos, uruguayos y tantos otros admiradores del arte criollo de Argentino Luna en el mundo, estábamos esperando la buena noticia de su alta médica. Esperábamos con gaucha paciencia, pues sabemos que las recuperaciones de salud no son rápidas. Estábamos en esa espera cuando se nos acercó la Luna. Posiblemente lo habrá hecho para llevarse la estrella del cantor Argentino Luna, para que quede firme en el cielo.
“Mirá lo que son las cosas… nos vamos quedando solos. Mirá lo que son las cosas… ¡Qué pronto que pasa el tiempo!”
22 de Marzo de 2.011.