Nos gusta disfrutar de la música folclórica. Hay lugar para todos. Se puede cantar, tocar un instrumento, bailar, escribir poesía o prosa, presenciar, escuchar… disfrutar.
Todos los que gustamos de la música folclórica argentina, hoy estamos presenciando y participando en la cúspide de una construcción de muchos años, iniciada por músicos intuitivos que pulsaban un instrumento como una forma de esparcimiento. Hay frases y coplas hechas que nos aclaran el porqué de esa afición por la música: "Quien canta, sus males espanta" (popular); "El hombre que lo desvela una pena estrordinaria, como la ave solitaria con el cantar se consuela" (José Hernández); "Según el canto y la hora, quedaba el alma sobada." (Atahualpa Yupanqui); "Cuando nace un buen cantor, la Madre Tierra se alegra." (Osvaldo Andino); "Sin pretensión ninguna, me gusta cantar y canto." (Atuto Mercau Soria); "Para cantar he nacido…" (Adolfo M. Ponti); "Le decía: Tata Viejo, a ver, toque la guitarra" (Sixto Palavecino); "De tantas penas que tengo, yo canto sueños de amor" (Felipe Corpos); "Igual que pájaro herido, me consuelo con cantar" (Elpidio Herrera).
En nuestro mundo cambiante, la música popular de antes y sus coplas se habrían perdido si no fuese por los recopiladores, quienes dejaron una base sólida para los nuevos creadores.
Don Andrés Chazarreta ha concretado la exposición pública del canto nativo en las ciudades de Tucumán, Santiago del Estero y Buenos Aires. El Maestro Chazarreta buscó en la campaña santiagueña el mensaje musical que la Tierra expresaba a través de las voces e instrumentos de los pobladores de esos campos, montes y salinas.
La obra de Don Andrés Chazarreta impulsó en las grandes ciudades argentinas el nacionalismo musical. En esa época, desde la Universidad Nacional de Tucumán convocaron al músico Manuel Gómez Carrillo para afianzar la obra de rescate y difusión de la música nativa.
Manuel Gómez Carrillo nació en Santiago del Estero el 8 de Marzo de 1.883. Siendo niño vivió en Salta, luego en Catamarca; a los 16 años de edad volvió a Santiago y tiempo después fue a estudiar en Buenos Aires y volvió a Santiago. Se formó músico con orientación hacia lo clásico, pero sentía curiosidad por el movimiento tradicionalista. Alternaba la música clásica europea con la música folclórica argentina.
Con sus propios recursos económicos, encaró la tarea encargada por las autoridades de la UNT. Cuando presentó Música Nativa del Norte Argentino, su trabajo de recopilación, ante una cantidad importante de público, el maestro dijo: "Presento los temas tal como los hallé… Son cerca de docientas piezas distintas…"
Agregó en la presentación temas de su propia autoría, como seguiría haciéndolo en el futuro.
Pretendía acercar a los numerosos músicos argentinos las piezas musicales que nacieran espontáneamente en los paisanos de lugares alejados de las ciudades, para que los músicos académicos se acercasen a lo nacional y no tanto a las vertientes de sentimientos lejanos a lo nuestro.
Es interesante analizar una clasificación de los músicos en tres categorías, que hizo el Maestro Gómez Carrillo durante una conferencia: "Los que sienten el folclore por influencia directa del ambiente provinciano, los que no pisan más que el asfalto y toman referencia del folclore en peñas y publicaciones (es decir que "trabajan" con un material cuya alma está ausente) y los indiferentes o enemigos del folclore, infatuados y detractores de la sabiduría popular."
Una valiosa proyección de la obra del Maestro Gómez Carrillo se dio en sus hijos, que cantando en tertulias familiares formaron el Cuarteto Gómez Carrillo, precursor de los grupos vocales "a capela" de nuestro país.
La expresión "a capela" deriva del latín y significa "como en capilla". Se refiere al canto sin ningún acompañamiento instrumental, como se generalizó en los templos católicos a partir de la aparición e imposición del Canto Gregoriano.
El Cuarteto Gómez Carrillo, integrado por tres varones y una mujer, todos santiagueños e hijos de Manuel Gómez Carrillo, abrió un antecedente valioso en la cultura cancionera y musical argentina con proyección internacional entre la década de 1.940 y comienzos de los ’60.
El Maestro Manuel Gómez Carrillo aportó para el cancionero folclórico nacional una gran cantidad de temas musicales del Noroeste Argentino, recopilados directamente del ambiente rural en las provincias de la región, especialmente en Santiago del Estero. Sus creaciones instrumentales para piano son también numerosas. En ellas se ocupa no solamente del folclore de nuestra región, sino también de la música rioplatense.
Don Manuel Gómez Carrillo era un musicólogo, un científico, y a la vez era un nativista que bregaba por que tuviésemos finalmente una música nacional reconocida en todo el país y no solamente en determinados sectores poco influyentes en la cultura nacional. Por ser un santiagueño nativista, pasó la mayor parte de su vida en nuestra provincia y en las provincias vecinas. Siempre buscando, analizando, retocando, creando… siempre con la música.
Cuando por fin se fue a vivir en Buenos Aires, condición necesaria para dar a conocer su obra, se encontró con la oposición de las nuevas tendencias que ya buscaban la globalización musical, o la adopción de lo foráneo.
Don Manuel Gómez Carrillo participó en la creación del Instituto Nacional de la Tradición. Es un importante referente de los movimientos tendientes a que en nuestro país tengamos una identidad cultural.
El gran musicólogo santiagueño falleció el 17 de Marzo de 1.968. Debemos prestar atención a su obra. Debemos valorar a los autores y compositores. Quienes nos encargamos de difundir de un modo u otro la música de nuestra tierra, tenemos la obligación moral de recordar a los creadores que, por propio placer o consecuentes con su lucha en pos de un ideal, nos han legado el rico patrimonio que hoy tenemos a nuestra disposición.
Es una tarea a emprender ante las sospechosas omisiones de las que son víctimas los autores.
07 de Marzo de 2.011.