¿Cuándo comienza el año? Es una pregunta que puede tener varias respuestas. Algo similar, aunque en su lógica menor escala, ocurre con la pregunta sobre en qué momento comienza el día.
A uno pueden decirle que convencionalmente el día comienza a la hora cero, teniendo en cuenta la hora oficial del lugar donde uno vive, pero esa hora oficial es variable, por que puede ser fijada respondiendo a intereses de pequeños o grandes grupos y no a la realidad geográfica. Respondiendo a los mismos intereses, la hora oficial puede variar siendo adelantada o atrasada cíclicamente o en forma sorpresiva.
También podemos decir que el día comienza cuando el Sol aparece en el horizonte, del lado del Este al que nuestros paisanos prefieren llamarlo acertadamente el Naciente. Según la época del año, será el momento del nacimiento diario del Sol; por lo tanto el amanecer no sería un indicativo exacto del comienzo de un nuevo día si buscamos una regla rígida.
Hay personas que dicen: “Mi día comienza cuando me levanto de dormir.” Hay distintas formas de determinar el comienzo de un día. En este último caso, es como para pensar que se confunde el concepto de día con el de jornada de actividad. Si vamos a ocuparnos de la vida laboral, social o artística de la persona, el día de la misma comienza con la jornada de actividad.
Igual acontece con el año. Hay distintas fechas o criterios para determinar el comienzo del año. Si uno se informa sobre las distintas culturas existentes en el mundo, puede sorprenderse ante la cantidad de tradiciones y propuestas que hay en cuanto al momento en que debería mudar el año.
Pero lo que más nos interesa en este caso es lo que acontece en nuestro ámbito, en el ambiente en que nos desenvolvemos. En esta parte del mundo, el año comienza oficialmente el 1 de Enero. Pero más interesante aún es saber cuándo comienzan las actividades laborales, sociales y culturales.
Para que los organismos funcionen bien, es necesario que haya ciclos donde se alternen la actividad y el descanso. Ello ocurre incluso en los componentes de nuestro cuerpo. Por ejemplo, el corazón descansa entre latido y latido. Nosotros mismos, necesitamos dormir por lo menos una vez al día. Si dormimos durante la noche, mejor para nuestra naturaleza, propia de un ser diurno. Si acostumbramos extender la actividad hasta una porción de la noche, puede surgir en nosotros la necesidad de dormir una siesta posterior al almuerzo, con lo que conseguiremos que nuestra actividad vespertina sea más intensa.
Si procuramos ser incansables trabajadores de una actividad determinada todos los días del año durante décadas, tarde o temprano llegará el momento en que no soportemos más esa actividad, o nos veamos envejecidos en forma prematura, al tiempo que nos plantearemos el para qué de ese esfuerzo sostenido.
Si cumplimos con los ciclos anuales de actividad y descanso que han sido determinados hace bastante tiempo, nuestro trabajo será mejor, conservará un algo de frescura y no nos saturará en forma temprana. La alternancia de año laboral con vacaciones anuales hace que el año laboral sea más productivo en cantidad y en calidad.
En la región en que vivimos, hay actividades laborales, artísticas, sociales y culturales que no paran nunca. Los protagonistas van alternando estas actividades con otras, unas más placenteras que las restantes, como una forma de tomar vacaciones. Pero en general, después de la parte más fuerte del Verano, las actividades retoman su ritmo y se siente que todo vuelve a funcionar.
Marzo parece ser el mes en que los que estaban de vacaciones deben volver a lo suyo, para que toda la sociedad funcione a pleno y todos podamos contar con todos. Lo estamos viendo en la vida cotidiana y en las noticias por los distintos medios de difusión.
En cierto modo, es como si casi toda la sociedad funcionase al compás de los períodos escolares. Es que las familias tienen su atención centrada en los hijos, y los hijos comienzan a recibir instrucción sistematizada desde edad temprana hasta la adolescencia por lo menos. Si la familia pretende tomar vacaciones sin exceptuar a nadie, debe esperar el tiempo de receso escolar anual. Si el alumno y familia viaja hacia un lugar turístico en esa época del año, es posible que allí encuentre compañeros de estudios o profesores.
Los períodos de descanso no son de una quietud total, sino mas bien de cambio de una actividad rutinaria hacia una placentera. Similar a cuando nos acostamos a dormir, desconectados de la actividad real para disfrutar del mundo de los sueños, con las funciones conscientes del cuerpo en descanso.
Estamos en Marzo. Las actividades que habían entrado en receso estival han vuelto a su ritmo habitual. Ya prácticamente está con nosotros el esperado primer Domingo de Marzo, cuando los oyentes y participantes activos del Alero Quichua Santiagueño volveremos a compartir la audición radial con la que comenzó hace más de cuarenta y un años este movimiento cultural tradicionalista impulsor de la lengua quichua.
Durante los dos meses y medio que ha durado el receso de fin de año, el Alero Quichua ha desarrollado otras actividades que estamos ansiosos por comentar para los oyentes de la audición radial.
Nuestra agrupación nativista, como todo alero, tiene un techo protector para lo que su nombre determina, pero para quienes procuran entrar y adherir al movimiento no hay puertas que impidan su ingreso. La emisora desde la cual se emiten las audiciones semanales es un organismo público, pues forma parte del Estado Nacional, de todos los argentinos. Por cuestiones organizativas, la radio necesita tener puertas.
Esperemos que en este primer Domingo de Marzo, esas puertas estén abiertas para continuar ejerciendo la revalorización y difusión de la lengua quichua y las tradiciones santiagueñas.
01 de Marzo de 2.011.