La gratitud contribuye a la justicia, por ser una importante faz de la verdad. La memoria puede ser selectiva y tendenciosa. A medida que pasa el tiempo, cambia el panorama que nos rodea; entonces nos asalta la tentación de modificar nuestro discurso, como si la memoria hubiese cambiado.
El criollo íntegro se rige por los justos preceptos que mandan no robar, no mentir y no tener pereza. El concepto de justicia nos obliga a no apropiarnos de lo que corresponde a otro, a no sustituir hechos reales por nuestros delirios interesados y a no dejar de cumplir con los compromisos asumidos.
“Ama súa, ama llulla, ama ckella”, decía Felipe Corpos al comienzo de cada audición del Alero Quichua Santiagueño, y tal exhortación se transformó en las palabras iniciales de cada Domingo, cuando comienza el Alero por radio, mas allá de los cambios de persona encargada de la conducción del programa.
La audición comenzó a emitirse por LV 11 Radio del Norte, pero luego pasó a LRA 21 Radio Nacional Santiago del Estero. Se cumplían ciclos bimestrales, con dos meses de transmisión y dos meses sin actividad radial. Luego se emitió desde el primer Domingo de Marzo hasta el último Domingo de Diciembre. Durante mucho tiempo la audición fue de una hora, luego una hora y media, y desde hace unos años son dos horas semanales. En los años ’90, Don Sixto Palavecino introdujo la costumbre de poner el nombre de un folclorista a cada ciclo anual.
Hubo un tiempo en que toda la provincia y parte de otras escuchaban las transmisiones radiales en directo por AM. En otra época, la radio se escuchaba solamente en la ciudad de Santiago. Hoy la emisora radial recuperó potencia y, además, se nos escucha por Internet en cualquier lugar del mundo.
Nuestro Alero Quichua nació como un grupo humano que trabajaba para hacer una audición radial en quichua. Ese grupo humano presidido por Don Vicente Salto y liderado por Felipe Benicio Corpos, sostuvo a la audición radial como la principal de sus actividades, pues además tenía su escuela de quichua, su delegación artística, y la organización de debates sobre temas importantes para la cultura santiagueña.
En otro momento del devenir histórico, y siguiendo proyectos ambiciosos de crecimiento, el Alero Quichua Santiagueño obtuvo su Personería Jurídica.
Esos cambios y muchos otros nos trajeron a la realidad actual, donde hemos avanzado en algunos aspectos y retrocedido en otros.
Un cambio traumático fue la muerte de Felipe Corpos, ocurrida el 13 de Diciembre de 1.974. Felipe Corpos puso todo de sí por la causa Alero Quichua, al tiempo que su espíritu reventaba en coplas.
Como todo ser humano, tuvo sus aciertos y errores. Un error de Corpos fue el de no registrar su amplia y profunda obra poética. Sus motivos habrá tenido para tal omisión, pero el hecho es que la verdad sobre sus autorías quedó vulnerable al carecer de protección legal.
El reconocimiento a Felipe Corpos como poeta y letrista depende en gran medida de la honestidad de intérpretes y difusores. Hay documentos sonoros y gráficos que acreditan autorías e interpretaciones, pero esos discos “de antes”, que contenían la información veraz y necesaria, están siendo reemplazados por las nuevas grabaciones en discos compactos o en páginas de Internet, muchas de ellas hechas como al descuido, donde con suerte se respetan las letras y melodías.
La memoria colectiva está flaqueando y cambiando para mal de la cultura, especialmente para mal de los intérpretes, autores y compositores.
Ya decía Felipe Corpos: “Me han de quemar los engaños y han de chamuscar mi vida…” Las criminales llamas de la ingratitud rozan peligrosamente lo que queda de la vida del coplero. Su autoría está siendo desconocida, en algunos casos por ignorancia y en otros con oscuros fines. Quienes hace años nos decían que tal o cual chacarera o zamba tenía letra de Corpos, hoy nos aseguran que no es así.
Cualquier miserable se inclina por intereses materiales o ante el brillo de una coronita. Hace falta entereza para defender la verdad. Es fácil decirlo y en ocasiones complicado de sostener, pues los malvados suelen ser audaces, además de estar rodeados de adulones o gente desprevenida.
Aún así, debemos decirnos ¡Ama súa, ama llulla, ama ckella! Y cumplir con nuestra obligación moral de ser defensores de la honestidad. Solo así tendremos derecho a llamarnos gente de la cultura.
Estamos ante un nuevo aniversario de la partida de Felipe Corpos. Recordémoslo junto a su obra. Tal vez así tendrá paz y luz nuestro corazón.
09 de Diciembre de 2.010.