América Central pudo haber sido un gran país. Al independizarse de España, Guatemala (lugar arbolado, según la expresión original en idioma náhuatl) abría el comercio con nuevos mercados para toda la región, pues los países vecinos adhirieron pronto a la decisión guatemalteca. Poco tiempo después de este acontecimiento, formaron la República Federal de Centroamérica.
Casi todos los países centroamericanos tienen costas en el Océano Pacífico y en el Mar Caribe. Predomina el relieve montañoso, lo que junto con la proximidad de los mares otorga a la región una notable diversidad de climas. La abundancia de lluvias en gran parte del año, dio a la América Central una vegetación exhuberante y varias especies animales autóctonas. Un pez que llama poderosamente la atención es el tiburón de agua dulce existente en Nicaragua, especie única en el mundo.
En esta rica región se instaló el ser humano hace varios milenios. Florecieron distintas culturas, entre las que se destaca la civilización maya, que existió aproximadamente desde el Siglo III hasta el Siglo XV. Pasado el esplendor maya, quedaron solamente las ruinas de las ciudades, durante un tiempo cubiertas por la selva y ahora transformadas en centros turísticos y de estudio. Cabe aclarar que las ciudades estado fueron abandonadas, pero hay en la región numerosos descendientes de los antiguos mayas y de los otros pueblos originarios, conservando sus idiomas y tradiciones, aunque adaptados en la mayoría de los casos a la realidad actual.
La población de América Central está compuesta principalmente por pueblos originarios de estas tierras, criollos, negros, blancos, mulatos y garífunas. Los garífunas vienen a ser los pueblos que en Argentina se llaman zambos y en Brasil cafuzos. El garífuna es el resultado de la unión entre gente negra y gente caribeña. La historia del pueblo garífuna es muy rica, poblada de esfuerzos para vencer a la adversidad. Y siguen venciéndola, adaptándose a las condiciones que les han sido impuestas, sin dejar de ser ellos mismos, conservando sus tradiciones y su propio idioma. Uno de los pueblos originarios, el pueblo miskito, de Nicaragua, conserva su propio modo de vida adaptado a la realidad moderna, de la cual parece estar llegándole solamente lo indeseable.
Centroamérica es una bella región con distintos paisajes. Encontramos muy lindas playas frecuentadas por el turismo; hay elevaciones montañosas y más de cien volcanes, casi todos inactivos. Algunos volcanes alcanzan una altura de más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. Los ríos centroamericanos son en general de poca extensión, con unos 800 Km para el más largo de ellos. Llama particularmente la atención que en Honduras hay un río llamado Ulúa, igual que una cactácea de nuestros pagos santiagueños.
En la música, hay mucha percusión, se usa instrumentos de cuerda como el cuatro, la guitarra, el contrabajo, el banjo y el violín. También encontramos música folclórica tocada con acordeón. Un instrumento musical que merece especial atención es la marimba. La marimba es un idiófono centroamericano que tiene cierta similitud con el xilófono.
Los países centroamericanos tienen una historia muy parecida a la de los otros países latinoamericanos, coincidiendo en las épocas de vaivenes entre gobiernos militares y civiles, estatizaciones y privatizaciones, como si fuesen teclas de una gran marimba, que recibe golpes coordinados y responde entregando una vigoroza dulzura musical.
Estos días, las escuelas y las calles de las ciudades de varios países centroamericanos están de fiesta, pues recuerdan el fin del dominio español sobre estas naciones. En los desfiles festivos se intepreta y baila la música de cumbia, salsa y la punta, que es música tradicional de amplia difusión en América Central.
Por las calles de Tegucigalpa y otras ciudades hondureñas, las “palillonas” encabezan los desfiles, haciendo gala de su destreza para una suerte de malabarismo con pequeños bastones. Las niñas y jóvenes centroamericanas lucen su habilidad y sentido musical a la par del fervor patriótico que moviliza a estas naciones que desde Santiago del Estero vemos tan lejanas, tal vez por lo poco que conocemos de sus anhelos y vivencias, en gran parte similares a lo nuestro.
El 15 de Septiembre de 1.821 se firmó en Guatemala el Acta de Independencia de la Capitanía de Guatemala. Menos de dos años después, se formaba un nuevo país con el nombre de Provincias Unidas del Centro de América. En Noviembre de 1.824, en una Asamblea Constituyente, se decidió que el grupo de estados se llamase República Federal de Centro América, integrada por los estados de Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y Costa Rica. Luego se incorporó el estado Los Altos, formado por territorios que ahora pertenecen a México y a Guatemala. Belice también formaba parte de la Federación. Hubo presiones externas e internas para desmembrar al bloque. Finalmente, en 1.839, la Federación se disolvió.
Desde hace unos años, los países centroamericanos están intentando la integración regional, con algunas excepciones. Belice forma parte de la comunidad británica, con el inglés como lengua oficial pese a que la mayor parte de la población habla en castellano. Panamá está muy ajeno a América Central. Incluso en tiempos de la Independencia, formaba parte de Colombia.
América Central está castigada por desastres naturales, por desastres políticos y económicos obra de prójimos y lejanos; acariciada por los mares y por la música; resguardando valores culturales e idiomas milenarios, su gente pide lo mismo que pedimos en estas tierras que para ellos también parecen lejanas: Seguridad, Justicia y Paz.
Desde estas tierras sudamericanas, saludamos a la gente de América Central por su aniversario, a la vez que expresamos para toda América el deseo de que sea como dice el lema de Honduras: “Libre, soberana e independiente.”
14 de Septiembre de 2.010.