José de San Martín nació en Yapeyú el 25 de febrero de 1778, hijo de Juan de San Martín y de Gregoria Matorras, ambos españoles. Hay quienes afirman que El Padre de la Patria, en verdad era hijo de una mujer guaraní llamada Rosa Guarú. Ese hecho daría a San Martín, por una cuestión de consanguinidad, más correntinidad, más argentinidad, más americanismo.
Pero las acciones de una persona valen más que una cuestión de sangre. Seguramente la incógnita planteada respecto a quién fue la madre biológica del mayor prócer nacional podrá develarse con la ayuda de los adelantos tecnológicos y científicos, para solaz de los investigadores minuciosos y para reconocer al Libertador como héroe mestizo.
Los verdaderos motivos para reconocer en el General José de San Martín al Padre de la Patria y Libertador de América son: su decisión de volver desde Europa para ponerse al servicio de la causa emancipadora sudamericana, la campaña militar que encabezó desde el Combate de San Lorenzo hasta proclamar la independencia del Perú, sus renunciamientos, sus sacrificios y sobre todo, sus enseñanzas para llevar una conducta firme, de buena gente y buenos patriotas.
En Yapeyú, José de San Martín vivió solamente sus tres primeros años. Luego su familia se trasladó a Buenos Aires y después a España. Él volvió. Volvió preparado para comandar la lucha sudamericana contra la monarquía española y cumplió acabadamente con su misión.
Como buen criollo, se negó a pelear contra sus compatriotas federales, ganando así la enemistad del gobierno unitario. Tal vez haya sido hijo de Gregoria Matorras, tal vez haya sido hijo de Rosa Guarú, pero la decisión de no acatar aquella orden lo mostró como un verdadero hijo de estas inmensas tierras.
En Yapeyú está el Templete Sanmartiniano, que resguarda las ruinas de la casa natal del General. Hay un destacamento del Regimiento de Granaderos a Caballo. Hay un museo jesuítico y, muy importante también: hay un monumento que recuerda a los correntinos muertos en la guerra de Las Malvinas. Yapeyú es un bello pueblo a orillas del Río Uruguay. Y es un pueblo que no olvida a sus héroes.
Desde su fundación en 1.627, Yapeyú ha entrado con fuerza en la historia nacional. Declarado Patrimonio Histórico por Ley Nacional desde 1.945, está ubicado en pleno territorio guaraní. Ha sido uno de los asentamientos jesuitas más brillantes y sobresalientes de la época colonial.
En las misiones jesuíticas, los guaraníes aprendían oficios y artes, guiados por los sacerdotes. Hermosos muebles y ornamentos salieron de las misiones para suntuosos palacios europeos. Las hábiles manos guaraníes también construían y tocaban los más variados instrumentos. Esa conjunción de habilidades de las épocas pre coloniales y lo aprendido con los jesuitas, hizo de los correntinos un pueblo alegre, musiquero y trabajador, pero bravío a la hora de defender sus convicciones.
José de San Martín, hijo del primer Teniente Gobernador de Yapeyú luego de la expulsión de los jesuitas, vivió poco tiempo en suelo correntino. Lo llevaron muy lejos, pero volvió a estos pagos americanos. Los desencantos y las penas lo llevaron a morir en Europa, pero volvió.
En su testamento de fecha 23 de Enero de 1.844, el General San Martín legó su sable al General Juan Manuel de Rosas, en reconocimiento por la firmeza con que había "sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que tratan de humillarla".
Mas allá de toda otra consideración, San Martín reconocía a quien veía como contención contra los avances foráneos en nuestra Patria. Algo para analizar, meditar y ponernos de una vez por todas en nuestro papel de patriotas, que es lo que debemos ser. De lo contrario, seremos nada.
23 de Febrero de 2.010.