“¿Alcanzaré alguna vez/ aquello que el Yo anhela?/ ¿Será lejos. Cerca acaso?/ Mas puede ocurrir también/ que en ninguna parte sea.”

En el poema ¿Tarinapajchus? (¿Será alcanzable?), Don Vicente Javier Salto Taboada nos habla de los sueños, de los anhelos, que son el motor del alma humana. Esos sueños pueden ser realizables o no, y uno puede percibir si hallará lo que busca, o no. O puede ser que uno no quiera desilusionarse.

Hay poetas que sintetizan estos anhelos con la palabra “quimera”. En la mitología griega, Quimera es el nombre de un monstruo con cabeza de león y cola de dragón. Se generalizó el uso de la palabra quimera para definir un sueño imposible que uno imagina como posible. Claro que, lo que un día es imposible, puede ser posible al día siguiente.

Fueron sueños quiméricos los que movilizaron a José Hernández para una vida de lucha casi quijotesca. Finalmente, consiguió dejar para nosotros y descendientes, parte de esos anhelos. Desde el tiempo, Martín Fierro sigue luchando por las quimeras hernandianas. Algo parecido podríamos decir de otros próceres y héroes pero, felizmente, sería una nómina muy extensa.

Hoy queremos reconocer a algunos soñadores actuales, de los muchos que sueñan con un mundo sano y justo. En este caso, a los educadores que, por propia iniciativa, realizaron actos y clases especiales para sus alumnos, con motivo del Día de la Tradición. Cada uno a su manera, todos homenajearon en José Hernández – Martín Fierro al argentino auténtico y, por extensión, a todos los latinoamericanos.

Julio Rodríguez Ledesma es un gaucho santiagueño que, cargado de sueños, salió un día de Guanaco Sombreana hacia la ciudad de Santiago del Estero, persiguió sus quimeras en nuestra provincia, hasta que esos anhelos lo llevaron a Buenos Aires. El Jueves 9 de Noviembre, en La Banda, presentó una nueva edición, ampliada, de El Criollismo en América Argentina. El numeroso público le confirmó que, el sueño de hacer algo por la cultura popular, es alcanzable.

Don Antonio Garzón es un gaucho bonaerense que desde hace cincuenta años vive en nuestra ciudad. Cinco décadas enseñando, llevando adelante emprendimientos quiméricos en Santiago del Estero y en provincias vecinas. Los días Sábado por la tarde, desde sus Estampas Sureñas, hace años que nos instruye respecto al gaucho, las pampas, Martín Fierro y la Historia Argentina en general. El Viernes 13 de Noviembre, la Sociedad de Folcloristas Santiagueños distinguió a Don Antonio por su admirable trayectoria tradicionalista. Gran parte de los anhelos del gaucho bonaerense afincado en Santiago, se realizaron; y hay más por hacer.

El Alero Quichua Santiagueño es la síntesis de un cúmulo de quimeras. Los anhelos espirituales de quichuistas y tradicionalistas han venido combinándose durante más de cuarenta años, ante la mirada atónita de gente práctica que persigue solamente logros materiales. Para quienes no han sentido en el pecho bullir la inquietud de un sueño que parece irrealizable, es difícil entender que haya congéneres dispuestos a luchar por cosas intangibles.

El anhelo de los fundadores del Alero Quichua Santiagueño, de rescatar y difundir la lengua quichua y las tradiciones santiagueñas, sigue vigente. Hay gente dispuesta a seguir bregando en pos de quimeras quichuistas, tradicionalistas y patrióticas.

Uno puede preguntar: ¿Cómo es posible que haya gente capaz de remar contra la corriente y luego decir que no lo siente como una carga pesada?

La capacidad para luchar por sueños inmateriales está en todos nosotros. Si las quimeras personales están dormidas o escondidas, hay que buscarlas en nuestro corazón, despertarlas, domarlas y movilizarlas. Será para bien de todos.

17 de Noviembre de 2.009.