El 10 de Noviembre de 1.834, nació José Hernández en la provincia de Buenos Aires, en el actual partido de San Martín.
Pasó parte de su infancia y adolescencia en el campo, entre el gauchaje. Luego, al abrazar la causa federal, anduvo por los caminos de la patria, ya sea en las pampas, en el Litoral, en Uruguay o en Brasil, siempre luchando. Luchó en los campos de batalla, o desde el periodismo, o desde la actividad política.
Durante toda su vida, José Hernández luchó para servir a la causa nacional. Se identificó con el gaucho, por considerarlo el legítimo representante del pueblo de nuestra Patria.
Escribió y publicó La Vida del Chacho, Instrucción del Estanciero, El Gaucho Martín Fierro, y La Vuelta de Martín Fierro.
“… siempre el amigo mas fiel/ es una conducta honrada.” En estos dos versos tomados de los consejos de Martín Fierro a sus hijos, se sintetiza el modo de luchar que debe tener el gaucho, el habitante de estos pagos argentinos.
Sin caer en la candidez o la necedad, los criollos debemos armarnos de honradez en nuestras luchas. Esa conducta honrada nos va a impedir apropiarnos de lo que no nos corresponde, nos va a alejar de la mentira y de la pereza para afrontar la lucha.
Nuestra lucha es siempre muy importante, ya sea que esa lucha sea muy nuestra y abrazada voluntariamente, o la que la vida ha puesto en nuestras manos.
Si ponemos pasión y vehemencia para alcanzar los objetivos soñados, es muy posible que lleguemos bien a las metas que nos hemos propuesto.
También está la lucha que la vida nos impone, la que Hernández define en “Debe trabajar el hombre/ para ganarse su pan…”
No basta con ocupar el puesto desde el que uno ha de conseguir los medios para su propia satisfacción. Ese pan, que puede ser material o esencial, debe ser ganado. Hay que merecerlo.
La vida de relación requiere que cada uno contribuya para el bien común. Por nuestro afán competitivo o egoísta, a menudo pretendemos llenarnos de derechos y cargar con obligaciones al prójimo. Es así como vivimos exigiendo autocríticas a los demás, por ejemplo.
La autocrítica, como su nombre lo indica, es algo personal. Es para hacerla y no para exigirla. Puede quedar en el diálogo íntimo con nuestra conciencia. Se manifestará luego en cambios de actitud ante la vida. No hace falta declamar ni reclamar la autocrítica.
Vivir para servir nos dará grandes satisfacciones. Cuando reptamos procurando sustraernos de las obligaciones y recibir lo que no ganamos, terminamos viviendo con el oculto temor de recibir en cualquier momento el pisotón de la realidad.
“El trabajar es la ley…” nos dice Martín Fierro. José Hernández trabajó toda su vida para hacer algo por la Patria y su gente. Prometió continuar en la obra mientras el ingenio y la vida se lo permitiesen.
Más de un siglo después, José Hernández aún cabalga. Martín Fierro sigue en la lucha, desde los corazones criollos.
Luchemos para mejorar el mundo, mejorando el pedacito de mundo por donde pasamos. El mundo es un poco nuestro, pero más lo es de quienes vienen o vendrán después.
Mejoremos el mundo. Trabajemos. Así mereceremos el pan de la dignidad.
10 de Noviembre de 2.009.