Cantajmi churanacuni, caypi huajtas vigüelata..." dice la voz grave de Don Vicente Salto al empezar el Volumen III del Alero Quichua Santiagueño. En ese disco, el poeta saladino recita antes de cada tema musical, una estrofa de su traducción parcial del Martín Fierro, comenzando por: "Aquí me pongo a cantar..."
Ya estamos en Noviembre, Mes de la Tradición. El día 10 de este mes se van a cumplir 175 años del nacimiento de José Hernández. Año a año, con actos cada vez más sencillos, las escuelas oficiales recuerdan el Día de la Tradición. Por todo el país hay agrupaciones folclóricas que evocan al poeta criollo federal y su obra cumbre.
Por otro lado, o en el lado opuesto, ritos y tradiciones de pueblos guerreros y saqueadores están siendo instaladas en las costumbres de nuestras comunidades. Son costumbres o modas de apariencia inofensiva. A lo sumo, se podría pensar en un afán de lucro inmediato y nada más.
La experiencia nos dice que es muy posible que estas costumbres trasplantadas formen parte de un plan para que los nativos de nuestro continente vayamos olvidando quiénes somos. O quiénes éramos, si se tiene en cuenta lo efímero que es el presente.
Para colmo, el espíritu fervoroso de criollos nos lleva a interminables disputas entre nosotros.
Por si fuera poco, para ciertos emprendimientos, parece necesario acomodarse a la voluntad de poderosos. Como aconsejaba el inmoral Viejo Vizcacha: "Hacete amigo del Juez..."
Y así andamos los criollos tradicionalistas: escasos y divididos. Cada uno condicionado por sus circunstancias y poco comunicado con sus pares. Como decía Martín Fierro: "El gringo es de más recursos..."
Un lado malo de nuestras tradiciones es la mentalidad esclavista. Si prestamos atención, veremos que son costumbres arraigadas: el autosometimiento a los poderosos, la descalificación a colegas y el desprecio a los que consideramos débiles.
Estas costumbres son inaceptables, por eso las negamos en nosotros y las hacemos notar en el prójimo. Estos males son propios del ser humano, pero en este caso los apuntamos por que están haciendo estragos en nuestra condición de criollos y cercenando buenos emprendimientos.
Hay que leer y pensar muchas veces el mandato que nos legó José Hernández en la estrofa que dice: "Los hermanos sean unidos..."
Chajrus es la palabra quichua que significa mezclado. Los pueblos latinoamericanos deberíamos unirnos como hermanos, evitando el "chajrundillo" de una mezcolanza de costumbres comandada por quienes se ocultan en algún rincón.
Los hermanos se parecen y se complementan. No son iguales, solamente hay coincidencias. Si se ve que son exactamente iguales, puede ser que haya algo de falso o forzado.
Si queremos enarbolar el legado hernandiano, debemos educarnos basados en "la ley primera." Los santiagueños debemos ser y parecer santiagueños. Los argentinos debemos ser buenos argentinos. Todos los pueblos latinoamericanos debemos unirnos a partir de nuestras respectivas identidades.
Tradición no es estancarse en el pasado, ni en el presente, ni en lo que imaginamos del futuro.
La tradición tiene mucho de respeto por nosotros mismos, por lo que realmente somos y no seguir sin pensar lo que nos imponen desde afuera por distintos medios. Cada grupo humano, pequeño o grande, tiene su personalidad dada por la herencia, por la historia y por la tierra en que vive.
No debemos tener pereza de reconocernos a nosotros mismos, ni caer en la mentira de que nuestro hermano es siempre peligroso. Tal vez así consigamos que no nos roben más.
03 de Noviembre de 2.009.