Santiago del Estero cumplió sus 456 años. Nació como ciudad española, pero con los años se fue acriollando. Hoy es un fuerte referente nacional del canto folclórico, con una importante cantidad de autores e intérpretes.
El lenguaje con que se comunicaban los antiguos habitantes de estos pagos, en los tiempos ñaupas, presentaba variantes según la zona de lo que hoy es nuestra provincia. Cuándo y cómo llegó la lengua quichua es uno de los temas de investigación y discusión, fundamentalmente en cuanto a que si fue impuesto por la expansión de los incas o si fue traído por los aborígenes del Perú que llegaron con los españoles.
El caso es que, una vez instalado como lengua americana dominante sobre las preexistentes, la quichua se hizo fuerte en nuestra provincia, transformándola en bilingüe. Las prohibiciones contra el uso del quichua no fueron suficientes para que este idioma familiar desapareciera. La lengua quichua resistió y resiste.
A comienzos de este año, las autoridades municipales anunciaron que los festejos del 456 aniversario serían muy simples, a causa de la crisis económica iniciada en el sistema financiero de los Estados Unidos. Habría solamente una velada en el teatro 25 de Mayo en la noche del 24 de Julio y un acto oficial en la mañana del 25.
Diversos grupos folclóricos iniciaron entonces emprendimientos privados, y así parecía que esta resistencia a la austeridad municipal permitiría ofrecer a residentes y visitantes una amplia variedad de espectáculos y encuentros criollos.
Luego vino desde América del Norte un nuevo virus de gripe, muy fuerte y destructivo. Ante las noticias mundiales y las medidas nacionales, nuestra provincia adhirió a las medidas preventivas. Se decidió suspender toda actividad que significase aglomeración de gente. Uno a uno, quienes habían programado algo para el mes de Julio fueron sumándose a las postergaciones.
Se acercaba la tradicional Semana de Santiago. Comenzaron a llegar muchos de los visitantes habituales, quienes no venían en busca de espectáculos armados por el Estado ni por empresarios, sino que venían para visitar a sus parientes y amigos. Con o sin crisis económica, en la salud o en la enfermedad, los lazos afectivos piden que estemos juntos.
La terminal de ómnibus seguía con su ritmo cotidiano de muchos o pocos pasajeros, como marea diaria. Los medios de difusión, posiblemente para llamar a la prudencia, mostraba imágenes de los momentos de movimiento escaso o nulo. No llegó la cantidad de visitantes que vino en los años anteriores, pero llegaron los que sentían la imperiosa necesidad de estar en la Madre de Ciudades durante este mes.
Poco a poco, comenzaron a resurgir las reuniones familiares donde se compartía la mesa y la música. A medida que nos acercábamos al aniversario, las guitarras y los bombos elevaban sus voces como el humo del asado y el aroma del locro.
Finalmente, en los días inmediatos anteriores, en la noche del 24 de Julio, en el día 25 y en el Domingo 26, Santiago del Estero floreció en chacareras, gatos, zambas y vidalas, como para que la crisis de los financistas y el mortal virus “se mueran de envidia”.
¡Qué lindo es ver a un pueblo resistente! Todo esto no ha sido imprudencia. Ha sido ganas de reunirse, de abrazarse con Santiago y por Santiago.
Dicen que quien padece el virus de la gripe y sobrevive, sale fortalecido. Podemos afirmar con total certeza, que quien porta el virus del amor al pago, a sus tradiciones y a la reunión con sus afectos, cada vez que exterioriza este virus amoroso, sale muy fortalecido.
28 de Julio de 2009.