“Desde Lejos hei llegao/ soy del pago del mishtol/ andoi quemao por el sol/ y curtido por los vientos/ yo canto con este acento/ santiagueño soy señor.” La chacarera Ashpa Súmaj (Tierra Linda, o Linda Tierra), de José Antonio Faro y Miguel Ángel Trejo, es una carta de presentación que cantan muchos coterráneos. De ningún modo se considera prohibida para nacidos en otros pagos. De hecho, cantores de otras provincias también hacen excelentes interpretaciones de Ashpa Súmaj, pero... ¡qué súmaj suena en boca de un santiagueño, con esa J final pronunciada suavemente, como los quichuistas de nuestra tierra!

El Dr. Faro y Miguel Ángel Trejo cantaron juntos en Buenos Aires. Estando en la “ciudad gringa” (como decía Atahualpa Yupanqui), a la tierra de uno se la ve desde una perspectiva que permite apreciar detalles que no se perciben al estar en el pago. Los provincianos tienden a juntarse cuando están lejos del terruño y sus costumbres. Es así que forman peñas, asociaciones centros de residentes... y procuran estar siempre unidos para hacer algo por su lugar de origen.

Estos sentimientos nostalgiosos fueron captados e interpretados por José Faro, y los transformó en bellas letras folclóricas. Había nacido en Santiago del Estero el 16 de Marzo de 1.928. Joven aún, fué a vivir en Buenos Aires, donde se recibió de Escribano y Abogado. Allí estuvo en contacto con la gente de su tierra y, a la par de su participación en otras actividades apuntadas hacia el bien común, se dedicó a la creación y difusión de canto folclórico.

Ya había formado parte del conjunto infantil de su tío Don Andrés Chazarreta. En la ciudad porteña cantó en conjunto con amigos, a la vez que creó, entre muchos otros temas criollos, la zamba Tacita de Plata, con música de Miguel Simón, Pampa Tackellu, con Andrés Chazarreta. Con Miguel Ángel Trejo hizo Chacarera del Santiagueño, Escondido del Rezabaile, Ashpa Súmaj, y muchos temas más, al igual que con otros músicos.

Muchos provincianos deben ir a Buenos Aires si quieren que el país los escuche o lea sus obras. Otro caso es el de Arturo Capdevila, nacido en Córdoba el 14 de Marzo de 1.889. En su tierra estudió, se formó Abogado, fué catedrático de la Universidad Nacional y magistrado judicial, a la vez que escribía poesía y estudiaba historia argentina y mundial.

A los treinta y tres años de edad se trasladó a la capital nacional, allí continuó con su labor docente y su actividad literaria. El Dr. Capdevila escribió sobre historias y tradiciones de distintos lugares del mundo, pero en especial se ocupó de nuestro país.

Sus poemas y sus prosas son de gran belleza. Abarcan temas tan variados como el imaginar cómo sería si un hecho histórico de la antigüedad hubiese sido distinto a lo que fue, o analizar la vida y pensamiento de nuestros próceres.

Para trascender como merecía, Arturo Capdevila tuvo que emigrar hacia Buenos Aires, pero no quiso ni pudo escapar a su condición de provinciano y escribió Córdoba del Recuerdo y Tierra Mía, entre tanto que dejó para que leamos y pensemos.

El Dr. Faro falleció en Buenos Aires en 1.991, en la misma ciudad en que el Dr. Capdevila había dejado su vida en 1.967.

Así son las cosas en nuestro país federal: los compatriotas de cualquier lugar valoran más lo hecho en la lejana ciudad porteña. El comprovinciano debe ir allá para que su obra sea reconocida. Pero cuando el argentino está en Buenos Aires u otra tierra lejana... ¡cómo siente la separación de sus raíces, de su ambiente!

Cuando el criollo está lejos, siente que la mejor, quizás en el mundo entero... es su pago, su querencia, su tierra.

10 de Marzo de 2.009.