Pasó el carnaval de este año. Comienzan las clases en nuestra región. El verano se prepara para su larga migración hacia el otro hemisferio.

Terminaron las vacaciones. Mientras los niños estuvieron libres de sus obligaciones escolares, muchas familias aprovecharon para salir de la rutina ciudadana y buscar un tiempo de vida placentera y sosegada en contacto con la Naturaleza.

En el campo se alegraron al recibir la visita de familiares y amigos. Con el canto de los ckoyuyos y con la algarroba madura, el clima de fiesta se completa en cada verano. Después de “los carnavales” las visitas se van, los ckoyuyos se han callado, el trabajo diario sigue, como siempre.

En las horas de descanso, la gente de campo recibe noticias de la ciudad, del ámbito en que viven cada vez más parientes. Cada vez son más extensas las zonas donde el campo se moderniza. Hijos de gente sachera sueñan con ser iguales a los hijos de ciudades gringas. Juan Sin Ropa sigue cosechando adeptos, con la promesa del progreso.

Rafael Obligado nació en Buenos Aires, era hijo de estancieros y tenía un buen pasar económico, pero al conocer cómo su ciudad devoraba al país que la sustenta, se ocupó de conocer en profundidad la realidad de la Patria. Luego reflejó sus ideas en alegatos orales o escritos, en prosa o en verso.

Es uno de los grandes poetas argentinos. En sus obras nos habla de la Mula ánima, del Cacuy, de La Salamanca, de supuestas apariciones y creencias populares. Nos habla del paisaje y la naturaleza, inspirado seguramente por su vida infantil en la estancia paterna de Vuelta de Obligado, a orillas del Río Paraná. El santiagueño está en sus escritos, confirmando así la condición de caminador de nuestro paisano.

Rafael Obligado sintetiza al gaucho en la figura de Santos Vega. Usando un castellano culto adornado con expresiones camperas, nos muestra el avance del progreso sobre las tradiciones; el esforzado inmigrante desplazando al gaucho.

Muestra su punto de vista en La Muerte del Payador, cuando Juan Sin Ropa, imagen del progreso, exhibiendo su arte novedoso vence a Santos Vega, condenándolo a la muerte.

Con una clara visión de la realidad, no renegó de los adelantos modernos, sino que protestó contra la destrucción de valores naturales y tradicionales.

Rafael Obligado nació en 1.851. Dedicó su vida a la actividad cultural, procurando definir y defender el criollismo y la identidad nacional.

En 1.877 comenzó a escribir su Santos Vega, que fue publicado a partir de 1.885.

El 8 de Marzo de 1.920, falleció en Mendoza, adonde había ido en busca de mejorar su deteriorada salud.

“… Pero un viejo y noble abuelo,/ así el cuento terminó:/ Y si cantando murió/ aquel que vivió cantando,/ fue, decía suspirando,/ por que el diablo lo venció.”

El progreso avanza. En su nombre se desplazó a los pueblos originarios de nuestro continente. Luego a los gauchos. Pero el hombre criollo y sus antecesores siguen firmes, “con cierto hastío indiferente”. Mientras haya un payador, un gaucho, un hombre sachero, la Patria sigue con raíces firmes, como para soportar el progreso huracanado que quiere llevar la tierra hacia otros lares.

03 de Marzo de 2009.