


Las normas de conducta de la cultura inca parecían haber previsto los delitos que podrían cometer los pobladores de las distintas regiones, por eso mandaban “Ama súa, ama llulla, ama ckella”. Estando el pueblo y los gobernantes con una actitud positiva, sin ánimo de apropiarse de lo ajeno, diciendo la verdad y dedicados a lo que se debe hacer, la comunidad tiene que andar bien, siempre hacia adelante.
En quichua, mana es la palabra que nos avisa que algo no es como se dirá a continuación. Por ejemplo: Mana paran significa “no llueve”. Mana es un No enunciativo, para informarnos. La palabra ama es una negación prohibitiva, equivalente a decir: “No debes hacer lo que voy a decir”, como cuando decimos “ama ckonckaychu” (no olvides, no olvide usted). Ama es una orden, una advertencia.
Las tres indicaciones morales que hemos enunciado al principio, eran ley entre los incas, según nos dicen los mayores. La prohibición de robar incluye cualquier apropiación y arrebato, incluso el arrebato de una vida mediante el asesinato. Dicen que eran muy fuertes los castigos a quienes no cumplían las normas; que eran castigos terribles. Se entiende que, cuando el castigo es muy riguroso, servirá de advertencia a quienes en el futuro puedan sentirse tentados.
El objetivo de los castigos fuertes, sería dificultar el accionar de los infractores y facilitar la vida de quienes se mantienen en la legalidad. En una comunidad existen actividades positivas y actividades negativas. Toda actividad constructiva, tendiente a mejorar la vida de la población, debe estimularse con premios o, simplemente dejando seguir esa vida en paz. Por otra parte, los ladrones, engañadores y perezosos, serán castigados de diversos modos, para que cese la actividad negativa, la que evita o frena el progreso de la comunidad.
No encontramos cabida para el vandalismo entre los tres mandatos básicos, como si la destrucción intencional de lo hecho, no hubiese existido entre los incas. Lamentablemente, en la vida moderna de nuestra región, a diario vemos la destrucción de lo hecho, como si hubiese gente que disfruta buscando el retroceso de la comunidad en que vivimos.
Así dañan monumentos, muros, bancos de plaza, e incluso los tan necesarios árboles. En nuestra provincia, hasta se llegó a elogiar una serie de robos y destrucción intencional ocurrida hace casi treinta años por instigación foránea. A veces, vemos quemas de pastizales, actividad destructiva y dañina para el ambiente, tanto en el suelo como en el aire, y generalmente los dañinos quedan sin identificar.
Los daños causados por las faltas y crímenes, dañan a toda la comunidad, incluso al causante, por el retraso que provocan. Especialmente en estos días, en que andamos intercambiando buenos deseos para las fiestas de fin de año, sería muy bueno si conseguimos rectificar la actitud general ante la gente dañina, dejando de regirnos por intereses mezquinos, que nos llevan a obrar como mentirosos; también deberíamos dejar de lado la abulia, para obrar en contra de lo negativo y a favor de lo positivo, y así no robaremos o dañaremos el futuro de nuestra descendencia.
16 de Diciembre de 2025.
