Llegó el otoño a Santiago del Estero. Pasada la tradicional fiesta del Señor de los Milagros de Mailín, ya estamos pensando en lo que será el nuevo cumpleaños de la Madre de Ciudades. Ya pensamos en los amigos y parientes que vendrán. No sabemos aún cuál será la programación oficial, pero por nosotros mismos hacemos planes: no queremos perdernos la Marcha de los Bombos, con la vigilia previa en El Patio del Indio Froilán. Trataremos de ir a la Fiesta de las Sacha Guitarras Atamishqueñas, aprovechando que la ruta está con pavimento nuevo, fácil de transitar en cualquier vehículo hasta Villa Atamishqui. También habrá muchas fiestas por el Día del Amigo, en casas particulares pero abiertas como para que los amigos del dueño de casa lleven invitados. La Ceremonia del Árbol Santiagueño es otro emprendimiento de un grupo de folcloristas que se reúnen cada año a la sombra del algarrobo que cobijara los encuentros musicales de grandes del folclore, en casa de Don Arsenio Salazar, calle La Plata 717.
Aún sin saber concretamente en qué consistirán los festejos de los 455 años, ya tenemos pensado qué les vamos a ofrecer a las visitas. Nos estamos bien acostumbrando a que en Julio llegue una gran cantidad de gente ávida de folclore santiagueño. La gran estrella de la fiesta es la chacarera, sin duda, aunque generosamente deja lugar para todo tipo de expresiones. El lugar que tiene la chacarera se lo ha dado el pueblo, la gente de la casa y las visitas.
Pensamos en cómo instalar a los visitantes para que se sientan cómodos y bien atendidos. Los que tenemos la oportunidad de conocer otras ciudades y caemos en las habituales comparaciones, notamos que hay mucho por mejorar, pero que se está trabajando en ello. Vemos también lindos gestos cotidianos que nos dan la explicación del por qué los visitantes siempre vuelven: los jovencitos que ceden el asiento a los mayores, el saludo amable y la confianza evidente de los santiagueños en general. La sensación de que todos conocen a todos, la posibilidad de encontrar a los artistas en las calles del centro y no tener obstáculos para saludarlos, sacar una foto o conversar... Todo esto es lo que llama la atención de la gente de las grandes ciudades que viene a visitarnos en cada mes de Julio.
Por otra parte, ellos también perciben que hay mucho por hacer y mucho por corregir. Esto debe ser preocupación de todos y cada uno de nosotros. Es sólo acostumbrarnos a reforzar los buenos hábitos y desterrar poco a poco los otros.
Falta poco para el mes de Julio. Hay que acomodar la casa, por que vienen visitas.
6 de Mayo de 2.008.