Nacido en Santiago del Estero el 15 de mayo de 1915, fue un músico intuitivo y autodidacto que dejó canciones que anidan en la memoria colectiva.
Vivió casi cuatro décadas en Hurlingham, pero su historia estuvo marcada por su provincia natal, Santiago del Estero, y su música, la chacarera.
De pequeño vivió el gusto que tenían por la música su madre y su padre. Le influyeron especialmente las vidalas y zambas que escuchó cantar a la mujer que cuidaba los niños en la casa paterna.
Recibió enseñanzas de destacados maestros como José Cortez, el dr. Manuel Gómez Carrillo y doña Pepa de Paz.
En su provincia, Arnedo Gallo fue aprendiendo naturalmente -escuchando a otros maestros, como don Manuel Gómez Carrillo, Andrés Chazarreta, Adolfo Abalos y Sofanor Díaz- el piano, la guitarra y el bombo.
Zambas como "Salavina" (con letra y música propias), "La amanecida" (con el poeta Lima Quintana), y chacareras como "La flor azul" (con letra de Rodríguez Villar) y "Pelusitas de totora" (con melodía y versos propios) bastaron para alimentar un repertorio limitado, pero que echaron a volar desde Ariel Ramírez, Mercedes Sosa y Los Chalchaleros, hasta Los Huanca-Huá, Los Quilla Huasi, el Grupo Vocal Argentino y músicos de la joven generación.
No solamente Lima Quintana y Rodríguez Villar fueron sus compañeros en la inventiva.
También escribió junto a nombres importantes como Polo Jiménez, Buenaventura Luna, Armando Tejada Gómez y Los Hermanos Abalos, entre otros.
Junto a Hamlet Lima Quintana y a Antonio Rodríguez Villar formaron el grupo Los musiqueros, también tuvieron otro conjunto llamado Los mandingas. Mario Arnedo Gallo perteneció a una generación que transformó el folklore.
Sus composiciones son apreciadas por el público y por los más destacados intérpretes. Las letras y las melodías evocan tiempos y paisajes lejanos, y hasta la triste suerte de algún amor no correspondido en las calles de Hurlingham.