El compromiso nativista de Don José “Huesito” Pérez
De aquel puñado de hombres idealistas y profundamente identificados con el sentimiento folclórico santiagueño, el nombre de Don José Alberto Pérez, aparece inevitablemente ligado a los orígenes del Alero Quichua Santiagueño. Corría la década del sesenta cuando Sixto Palavecino junto a Felipe Benicio Corpos, Vicente J. Salto y un grupo de amigos entusiastas de la lengua quichua, deciden hacer realidad un proyecto largamente anhelado por don Sixto: el de llegar a la radio para divulgar todas las manifestaciones culturales relacionadas con la lengua quichua.
Ese fue quizás uno de los sueños mayores de este quichuista salavinero que una vez afincado en suelo capitalino, se envolviera en la pretensión de solicitarle a Pérez, un espacio radial para así formar un equipo de aficionados interesados en participar del programa. Don Alberto Pérez, era por aquel entonces un músico reconocido en el ambiente folclórico de la provincia y por ende, un hombre con grandes inquietudes culturales que fueron volcadas a la emisora, durante su paso como director interino, función que comenzó a desempeñar desde el año 1958 en la vieja LV 11 Radio del Norte. “Don Alberto me conocía –recordara Sixto– porque ya había estado en la radio en varias oportunidades actuando con mis hijos. Además, ya contaba con tres discos grabados”.
Lo cierto es que luego de cierta resistencia, Pérez accedió al pedido de Sixto y es así como le concedió un espacio radial para ocupar los días domingos, a partir de las 11, hasta ese entonces bajo el nombre de “Audición Quichua”. Con los años, el programa iría consolidando su espacio, y llegó a permanecer apenas un año en la vieja LV 11, sumando la participación espontánea de músicos y amigos interesados en la lengua y su proyección cultural, que profundamente fuera agradecida a la persona de Don Alberto Pérez, cuando comenzó a irradiar el sentido mensaje quichua-castellano aquel 6 de octubre de 1969.
Quién fue Alberto Pérez
José Alberto Pérez nació en San Miguel de Tucumán, pero, por esas cosas de la vida, sus progenitores se encontraban en Santiago del Estero e hicieron el trámite correspondiente para que su hijo fuera anotado en el Registro Civil de la provincia un 19 de mayo de 1913. Desde temprana edad, comenzó a estudiar el bandoneón y a componer temas folclóricos. Incursionó en el tango y en la música clásica a través de la Orquesta de Salvador Carfí, de quien aprendió música.
“Huesito” Pérez, (seudónimo con el que se lo conocía), solía frecuentar en la casa de Don Miguel Simón, quien era su hermano político, donde solía compartir fiestas familiares junto a la participación de grandes amigos músicos como Sixto Palavecino, Hugo Díaz, Antonio Faro, Cachilo Díaz, Sara Cartier, entre otras personalidades de la cultura santiagueña. En 1938, integró el conjunto “Los Criollos” con Antonio Ríos, Amabrio Luna y Juan de Dios Gallo. Algunas versiones indican que fue “Huesito” Pérez quien les sugirió a Leocadio del Carmen Torres y Onofre Paz el nombre de Los Manseros Santiagueños.
Entre sus diferentes actividades también se desempeñó como dirigente del Club Atlético Mitre. Fue socio de SADAIC y, entre sus composiciones (algunas de ellas no registradas), destacamos: “Me llaman el bailarín”, “Inti Sumaj” (chacarera con letra de Fortunato Juárez), “El Amoroso” (gato con letra de Felipe Corpos), “Yacu Mishqui” (en coautoría con Fidel Lucero), “Chacarera de las tunas”, “Nunca la dicha es completa” chacarera con Cristóforo Juárez, “Por una preciosa flor” (vidala), “la campesina”, entre otros temas.
Don José Alberto “Huesito” Pérez falleció el 7 de julio de 2001. Tal vez sean muy pocos los que conocieron su vida y obra desplegada desde la música y su paso por la legendaria LV 11. Una de las tantas personalidades que merecen recordadas.