Julio Argentino Jerez nació en Cuyoj, departamento Banda, el 23 de julio de 1900. A los 8 años, sus padres lo enviaron a la Escuela Amadeo Jacques, donde cursó todo su nivel primario.
Se dedicó por algún tiempo a la carpintería y trabajó en el ferrocarril, pero era la música aquello que él tanto amaba. Nunca pudo librarse de esta pasión, por lo que decidió formar un dúo con su amigo Paciente Paz.
En 1921, viaja junto a Andrés Chazarreta a Buenos Aires con sus conjuntos de danza, música y canto. Plasma con puño y sangre esa famosa chacarera doble que tanto lo identifica, donde refleja su melancolía para con Santiago y su querer descansar en estas, sus tierras natales: “Añoranzas”.
Esta chacarera luego es tomada como Himno Cultural Santiagueño, por su significadora realidad y nos deja un mensaje que resume en pocas palabras el amor que puede uno tener para con la patria que tanto le dio. Hoy en día, con los constantes ataques culturales que estamos sufriendo, rescato particularmente esta estrofa, que me impulsa a seguir luchando por lo nuestro y nos alienta para más:
“Santiagueño no ha de ser
el que obre de esa manera
despreciar la chacarera
por otra danza importada
eso es verla mancillada
a nuestra raza campera”
Como músico innato, dedicó toda su obra a su tierra natal.
Antes de él, la chacarera era una danza más, pero él fue capaz, con su habilidad poética de recibir y transmitir el singular sentir del santiagueño que por uno u otro motivo tuvo que irse, de darle un papel protagónico en la sociedad, de darle un significado arraigado a sus raíces antiguas y a la vez fundido con los sentires del hombre moderno.
Su nostalgia necesitaba también otros elementos más nutritivos para el espíritu. Y ése fue el lugar de la canción, y por eso el tradicional molde musical de las chacareras con que impregnó en sus coplas el sentimiento de la tierra distante.
Allí, en Buenos Aires, se quedó entonces hasta alejarse de nosotros en cuerpo un 21 de septiembre de 1954, pero dejando una parte de su alma en cada una de las personas que tuvimos el agrado de escuchar su poesía. El homenaje del pueblo bandeño, que comenzó con su obra más conocida, se concretó al nombrar Julio A. Jerez a una calle y hacer un busto en su honor.