La lengua de los antiguos Incas está siempre presente en las conversaciones actuales, aunque el hablante no se dé cuenta.
La tercera pata del curso-taller del proyecto Runa Simi, se basó en la enseñanza de la lengua quichua, a cargo de la profesora Ilda Juárez de Paz, quien señaló que “la presencia del quichua en todos los ramos del saber y de la cultura, no sólo en la literatura, es un hecho perfectamente constatable en toda la geografía santiagueña”, ya que “es normal que en las voces que se encuentran, se observen hibridaciones de todo tipo”.
“De todas formas -reseñó- es una realidad que el quichua introducido en Santiago en 1543 continúa vivo en todo el quehacer humano de la provincia, aún en los departamentos más alejados, no sólo de la zona vecina a la ciudad capital, sino también de la región más netamente quichuista”.
Así, la docente describe que en la conversación castellana habitual es común escuchar voces como “mama”, “tata”, “huahua”, “shusco”, otras vinculadas al cuerpo como “soncko”, “chunka”, “chaska”, “chujcha”, así como dolencias o enfermedades como “nana”, “chujcho”, “chiri chiri”, “ckoto”, “chupo”, “ckaracha”, “paspa”, “cancha brava”, etc.
Además, no sólo en Santiago, sino en todo el país se habla de las “pilchas”, del “chiripa”, la “vincha”, la “carpa”, las “ushutas”, la “macana” o el “quincho” y el “pucho”. Los niños juegan a la “pallana”, al “chumucu”; se los asusta con el “cucu” y ellos piden la “yapa”.
Todos esos nombres, y muchísimos más, señala Paz, “pronunciados de muy diversas maneras en las conversaciones entre santiagueños, de campo especialmente, dan a entender la riqueza inmensa de voces quichuas que se han conservado en el lenguaje ordinario castellano y que se usan, las más de las veces, sin tener conciencia de que se está hablando esa legua”.
Para la maestra todo esto “hace pensar, en primer lugar, en todo lo que ha tenido que perderse a través de más de dos siglos y, en segundo lugar, en la importancia del momento presente y la responsabilidad social de rescatar, no sólo lo que todavía subsiste de esta milenaria cultura, sino también todo lo que el tiempo y los hombres han ido ocultando”.
Fuente: www.elliberal.com.ar