Blanqueada por el polvo de huesos indios o por la sal de llantos milenarios: con su Mishqui Mayu (hoy domado por los diques) que se resquebraja en bañaderos multiformes; con sus bosques mutilados y sin misterios ; con sus llanuras surcadas de rumbos y promesas; con su quichua y sus cantos; SALAVINA se muestra como un parche de resonancias nativas en la Geografía de Santiago del Estero.
Región que fuera “ el centro nervioso de la Provincia, en punto a producciones y negocios” (Pablo Lascano), hoy ostenta apenas la muestra de aquellos tiempos de progreso. Su gente suele arriarnos alguna vez, a la leyenda de la maldición que pesa sobre su tierra.
El clima de Salavina entra en la sangre y se hace vida. Su calor y su aliento penetran por las plantas descalzas del tiempo chango y se yapan a la carne como soplo vital.
SIXTO PALAVECINO es un hombre con raíces de tierra salavinera. Su presencia criolla tiene la talla y la nobleza del algarrobo. Como el “yúraj tacko” ha mamado las sales de la tierra su sangre y su alma en las esencias más puras; ha fortalecido su tronco en el rigor del clima y en el crisol de una conducta quichua; y en sus ramas ha recogido, como pájaros y nidos, todo el caudal cancionero de su tierra.
Un violín elemental elaborado por sus propias manos, lo inició a la edad de diez años en su silvestre vocación musical. Fue este el comienzo del músico que habría de ser por mucho tiempo el violín obligado de las fiestas criollas, en aquellos pagos donde habían sentado prestigio Antuco Aguirre y el ciego Conrado Perez, Sabagasta, Barrancas, Mistol Pozo. Santa Lucía, Los Cerrillos, Troncal, Navarro, Chilca Juliana, Los Telares, Villa Salavina, Atamishqui, Sumampa y muchos otros pagos, derramaron alegrías en las enramadas del encuentro criollo, junto al violín de Sixto Palavecino.
Con músicos de la región integró su conjunto “ CORAZÓN DE MADERA “ que habría de darle el primer galardón en las tradicionales Ferias de Atamishqui en 1942- Los nombres de Llamu Díaz, Humbi Contreras, Paulino Ferreyra, Mauro Díaz, Antuco Aguirre, Justo Porcel, Niño Coria (vidalero), Ilicu Aguirre ( bombisto) Cirilo Aguirre (cajonero de arpa), Vitu Godoy y otros, atizan siempre la emoción de Sixto Palavecino, cuando llegan desde el recuerdo.
El ingreso del Bandoneón a las zonas rurales de Santiago del Estero, para incorporarse como instrumento expresivo de las manifestaciones tradicionales, encontró en nuestro artista – ejecutante de violín y guitarras – al cultor que habría de imprimirle sones y estilo peculiares para expresar su sentir nativo. Junto a Digno Degani y Utu Sosa, forma un trio instrumental que habría de tener corta vida. Al igual que “Corazón de Madera”. Rumbos de mejor suerte alejaron a sus integrantes.
Impulsado siempre por su vocación nativista, inicia a sus hijos en la música y el canto. Con Rubén, Haydée y Carmencita, integra el Conjunto de Arte Nativo que bajo el nombre de “ SIXTO PALAVECINO Y SUS HIJOS “ habría de recorrer toda la provincia, Rosario y Capital Federal, como la expresión más auténtica del Canto de Salavina. Tres placas dobles han documentado su paso por las Empresas grabadoras.
Las emisoras de la Capital Federal, canales de T.V., Clubes y Peñas lo vieron transitar con sus inquietudes nativas.
Hombre en cuyo interior arde la brasa del nativismo, fue uno de los creadores de la audición radial “ALERO QUICHUA SANTIAGUEÑO” que habría de mostrar al mundo las expresiones vernaculares, todas las manifestaciones del canto, la copla y el sabor quichua de sus paisanos.
Intérprete del canto quichua ( ver LLAJTAYMANTA LLOJSERANI – Diapasón AC: B2) y creador de composiciones de neto saber regional, sus temas han sido grabados por conocidos cultores del canto nacional Jorge Cafrune, Los Cantores de Salavina, Hermanos Simón, Los Gauchos de Güemes, Los Nocheros Santiagueños, Selva Gigena y otros.
Largo tiempo alejado del quehacer musical con su conjunto, Diapasón Producciones Fonográficas, presenta a través de esta placa el retorno de SIXTO PALAVECINO Y SUS HIJOS, esta vez solamente junto a Rubén y Carmencita. El clima de Salavina, su paisaje, el mensaje escondido del “ Mishqui Mayu”, de sus montes y de sus salinas, viven en las expresiones musicales y copleras de nuestro artista, con un dejo de nostalgias.
Unaytacka mana cancka
Que tenga que padecer
Salavinayman ´rispacka
Soy capaz de no volver.
No ha de ser por mucho tiempo
Que tenga que padecer
Si voy a mi Salavina
Soy capaz de no volver.
Presentamos de esta manera un nombre y un hombre verdadero representante del arte vernacular, que junto a Socko Díaz y Cachilo Díaz, forman la trilogía de valores que proyectaron con verdad nativa las más vivas expresiones del Canto de Salavina.
RUBÉN SIXTO PALAVECINO, estudiante universitario y próximo a graduarse de Ingeniero Agrimensor.
CARMENCITA PALAVECINO, cursa la carrera de Bachiller en la Escuela Santo Tomás de Aquino y es estudiante de Guitarra, Teoría y Solfeo de la Escuela de Música de la Provincia.
LADO A.
1. CRIOLLITA SANTIAGUEÑA – zamba -Andrés Chazarreta – Atahualpa Yupanqui 3´09
2. HUACKACHIARA – chacarera - Sixto Palavecino 1´52
3. JUNTANDO MISTOL – gato Sixto Palavecino – Felipe corpos 1´38
4. CARNAVAL DE MI PAGO – escondido – Hnos. Simón 2´18
5. DESTINO DE GUITARRERO - chacarera - Sixto Palavecino - Felipe Corpos 1' 59
6. ANDANDO - vidala - Hnos Díaz 2' 18
LADO B.
1. ME HAGO EL CHAMPI – gato – Sixto Palavecino 1´36
2. SALAVINA – zamba – Mario Arnedo Gallo 3´15
3. QUICHUAP HUAAN ( Hijo de un quichua ) triunfo – Sixto Palavecino 2´12
4. DE MIS PAGOS – zamba - Hnos. Ávalos 3´15
5. CRUZANDO EL DULCE – gato – Montoya 1´38
6. EVOCACIÓN SANTIAGUEÑA – zamba – José Gérez – José A. Faro 3´15
DISCO ES CULTURA
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