Felipe Benicio Corpos nació el 23 de Agosto de 1.935 en el paraje La Loma, departamento Figueroa, provincia de Santiago del Estero. Se crió entre quichuistas.
Cursó los estudios secundarios en la Escuela de Comercio de Santiago del Estero. Luego intentó una carrera de abogacía en Córdoba. Si bien no llegó a concluir la carrera, el paso por la Universidad acrecentó su formación cultural y durante su permanencia se relacionó con gente de la cultura cordobesa, como el músico, cantor y autor Edgar Di Fulvio.
De regreso en Santiago, casado, fue empleado en Casa Tati, un comercio grande de artículos del hogar ubicado en el centro. Conoció a Don Sixto Palavecino en un ómnibus y, hablando quichua entre la gente, nació una fuerte amistad que dejó para el canto folclórico nacional una cantidad de obras valiosas. Enumeramos algunas: La Ñaupa Ñaupa, Coplitas Para tu Llanto, Como el Sacha Mishi, Me Hago el Champi, El Sacherito, Mi Tata Sabía Cantar, Sacha Sachanmanta, Atizando mis Amores.
Puso letra a La Atamishqueña (Andrés Chazarreta), La Ronquera (Escolástico L. Castaño) y muchas otras. Con música de Rubén Palavecino, creó la Zamba Para el Tiempo Sin Amor. Creó también algunos temas picarescos, como para compartir en las reuniones de amigos: Me Has de Querer ¿Quenó?, Chacarera del Implemento, La Electrónica, Bien Hecho por Casao, La Frutera, Afection Societatis (Sociedad Afectiva). Además, para los momentos festivos, le ponía letra a temas instrumentales, aunque fuesen letras ya existentes y conocidas, como si quisiera sustituír al violín o bandoneón por un rato. Comentan que su toque de guitarra era muy simple, y que tocaba sentado poniendo un pie sobre el otro. Sus poemas, además de sus letras para el canto, son de gran calidad artística.
Decía Don Sixto Palavecino que Felipe no quería que en el Alero hubiese manejo de dinero, por que podría ser motivo de desavenencias. Desde la primera Comisión Directiva y por muchos años, Don José Ruiz fué el Tesorero, aunque su función solo era la de administrar lo que se reunía para algún viaje o algún gasto eventual. Nunca se juntaba más de lo que se necesitaba para el momento, tal como quería Corpos, además de ser lo razonable.
Felipe Corpos fué el primer conductor en la audición radial del Alero Quichua y siguió con esa responsabilidad hasta el accidente fatal de 1.974. Viajaba a distintos lugares de la campaña llevando un grabador para los diálogos con quichuistas o el canto de los criollos lugareños. Después en el Alero eran reproducidos esos documentos sonoros. Si la gente del Alero se reunía en su casa, los atendía generosamente. Quería que la audición fuese exclusivamente quichuista, lo cual no fué posible en su totalidad. En algunos casos era inflexible, casi tiránico, para evitar la desnaturalización del programa radial.
Para no quedar quieto en los recesos periódicos del Alero Quichua en Radio Nacional, creó el programa Domingos Santiagueños, que después pasó a ser conducido por Eduardo Manzur hasta completar 35 años.
Inquieto y emprendedor, promovió reuniones, tertulias y debates en pos de mejorar la cultura santiagueña. Fue coordinador de los primeros cinco discos del Alero Quichua Santiagueño.
Cuando Corpos tenía 39 años de edad, un día en que fué a abrir Casa Tati, había un escape de gas y él cometió el error de encender la luz. La explosión que se produjo quemó todo su cuerpo. Lo llevaron a Buenos Aires para intentar salvarlo, pero falleció pocos días después, el 13 de Diciembre de 1.974.
Felipe Corpos enriqueció notablemente el cancionero folclórico nacional. Los nuevos intérpretes, santiagueños y de otras provincias, cantan sus temas habitualmente. Su letra de La Ñaupa Ñaupa es cantada cada Domingo al final de la audición radial del Alero Quichua Santiagueño.