PENCKACUS CÁUSAJ CARANI
Nocka cani cantorcito,
cantorcito sachamanta.
Yachanaaptiyquish maymanta
na huillasoj niyquish ‘rini:
Suj quichuista huaanmi cani,
Villa Salavinamanta.
Liberalta leeptincuna,
mosítojt uyarerani,
allit atendeporani,
suj ckarita nombrarancu.
Quichuamantapas nerancu
ancha achcat cusicorani.
Don Domingo A. Bravota
Liberalpi nombrarancu.
Quichuap cursonta nerancu
pay yachachícoj casckanta.
Escuelata formasckanta
ñauckeypi conversarancu.
Chayrajmi chay ckari llojsin
idiomaishta defendespa
quichuayshta favorecespa
na ckonckascka tíaj cara
ni pipas mana yuyara
causarancu despreciaspa.
II
Penckacus cáusaj carani
quichuista niaptincuna
castillap ‘rimaptincuna
huasapi sáyaj carani.
Upallas ánchoj carani
túcuy despreciaptincuna.
Cháyraj mana unitaymanta
cantajta lugart ckoancu
paycunalla na mañaancu
“quichuayquipi cántay”, nispa.
Cháyraj si gustapucuscka;
sapa ckaahuaspa munancu.
Chá ladinuspa mediunpi
mayllapipas na yaycuni.
Na mana recelacuni,
nockata conversapucus.
Guitarrias y cantapucus
quichuitayta lucichini.
Chay ckari Don Dominguta
nocka ‘rejsiyta deciani.
Caymanta felicitani
mana atis ‘ris saludayta
quichuallapi coplasniyta
paypajmi dedicapuni.
AVERGONZADO VIVÍA
Yo soy aquel cantorcito,
soy cantorcito del monte.
Si quieren saber de dónde
les avisaré enseguida:
Soy hijo de una quichuista,
del pago de Salavina.
Cuando El Liberal leyeron,
hace poquito he oído,
y muy bien yo he atendido,
cuando a aquel hombre nombraron.
del quichua también hablaron
¡Cuanta alegría he tenido!
A Don Domingo A. Bravo
en El Liberal nombraron.
De un curso de quichua hablaron
adonde él les enseñaba.
Escuela por él formada,
a mi lado conversaron.
Por fin este hombre ha salido
nuestro idioma defendiendo.
Al quichua favoreciendo,
que tan olvidado estaba.
Ya nadie lo recordaba
y lo vivían despreciando.
II
Si me decían quichuista,
avergonzado vivía.
Si hablaban a la castilla
atracito me quedaba.
Corrido por el desprecio
callado me retiraba.
Y recién desde hace poco
todos me piden que cante.
Ellos nomás muy galantes
que cante en quichua, me dicen.
Recién parece gustarles;
cuando me ven ya me piden.
Medio de tantos ladinos
ya en cualquier parte me allego.
Ya no tengo más recelo
y con ellos conversando,
con mi guitarra cantando
luzco mi quichua y mis versos.
A ese varón Don Domingo
conocerlo yo deseo.
Si saludarlo no puedo
desde aquí lo felicito.
Para él en mi lengua quichua
estos versos le dedico.