Por Crístian Ramón Verduc
15/06/2021
El 15 de Junio fue un día triste en 1982.

Ya estábamos recibiendo malas noticias de las Malvinas desde unos días antes. Los medios de comunicación nos contaban de los aviones argentinos derribados, del avance de las tropas inglesas hacia Puerto Argentino, de los fuertes combates que frenaban a diario ese avance, de los helicópteros ingleses abatidos por las tropas argentinas, de los barcos ingleses hundidos o averiados por los aviones argentinos… en fin, nos daban una idea de la brava lucha que ocurría en las Islas Malvinas y en la parte de Mar Argentino que las rodea. Era una dura lucha para ambos bandos, pero ellos avanzaban. Las noticias llegaban modificadas para mantener nuestro espíritu triunfalista pero, leyendo bien... ellos avanzaban.

Finalmente, sobre el final del 14 de Junio, en Puerto Argentino se firmaron los términos de la rendición argentina y cese del fuego. Atrás quedaba la alegría argentina y la sorpresa de los ingleses por la restitución a nuestra Patria del territorio que había sido usurpado hacía casi 150 años. Habían pasado más de dos meses desde el glorioso 2 de Abril; durante esos dos meses hubo esperanza en una gran parte del pueblo argentino y preocupación en otra parte de la población. 

Quienes se preocupaban decían que era muy difícil vencer a una nación con un poder económico mucho mayor que el nuestro, que en algún momento se impondrían a causa de ese poder económico, el que a su vez otorga mayores posibilidades políticas a nivel internacional. Los países aliados con Gran Bretaña ayudaron a perjudicar a nuestro país en cuanto a medios militares y económicos. Los países aliados con Argentina, en su mayoría optaron por una posición supuestamente neutral, atentos a los mandatos del poder instalado en el hemisferio norte. De los países de América del Sur, nuestro amigo en ese periodo fue el Perú, también Panamá y Venezuela.
 
La bravura de nuestros combatientes no fue suficiente ante la superioridad bélica y económica del país invasor y sus aliados. Finalmente, el 14 de Junio terminó la Guerra de las Malvinas con la derrota argentina y en los días posteriores se inició el regreso de los hombres argentinos de las islas, incluso los que habían sido tomados prisioneros.    

Comenzó entonces una de las grandes derrotas argentinas: La desmalvinización. El trabajo internacional, que se refleja en nuestro país con acciones sutiles y con acciones abiertamente desmalvinizadoras, produjo su efecto en gran parte de la población argentina, en el sector cultural que está permanentemente dispuesto a tomar el rumbo que indica el hemisferio norte.  

Es factor fundamental el poder adquisitivo de quien realiza una operación a gran escala. No es dinero mal gastado, pues a mediano y largo plazo, los beneficios a recibir compensarán los gastos. Además, haciendo una buena campaña con grandes operadores pagados en el país a doblegar, se consigue la adhesión de operadores gratuitos en todo el país. 

El avance enemigo se da en varios frentes y aprovechando las conocidas debilidades humanas. Las luchas internas por el poder político, que al menos en nuestro país es sinónimo de posicionamiento económico, es territorio propicio para sembrar la división en el país sobre el que se quiere reinar. Así viene ocurriendo en nuestro país, prácticamente desde el nacimiento del mismo, justamente pocos años después de las invasiones militares inglesas al Río de la Plata.  
Una prueba fehaciente de las operaciones internacionales lo es la llamada Guerra de la Triple Alianza, acaecida entre los años 1864 y 1870. Al final de esa guerra que enlutó a cuatro países, los contendientes quedaron endeudados con quien había azuzado a las partes. El Paraguay nunca volvió a ser lo que era antes de esa guerra. 

Las mortales peleas internas en Argentina fueron debilitándonos y fortaleciendo la presencia extranjera en nuestra economía. Ellos nos mandan a pelear entre nosotros y nos venden las armas para ambos bandos. Son peleas interminables, pues cualquier tratado de paz, escrito en papel o tácito, es luego olvidado al atender los susurros foráneos que atizan los rencores. 

La destrucción del enemigo interno suele anteponerse a la construcción de la Patria; si para tal destrucción hay que recurrir a la intervención foránea, se entrega todo al foráneo. Nos ocurre al menos desde hace cinco siglos, cuando aún no existíamos como país. 

El triunfalismo es extrovertido y ruidoso; cuando se ha logrado una victoria se ensalza al vencedor como si fuese lo mejor del mundo; pero si el mismo victorioso admirado ayer, hoy sufre una derrota, va a ser condenado de por vida y considerado como lo peor del mundo. Una operación cultural que mantenga vivo el triunfalismo, asegura a los invasores su permanencia entre nosotros. 

La guerra de las Malvinas y los derrotados militares argentinos fueron condenados a su destrucción a mediano y largo plazo. El trabajo destructivo comenzó a poco de finalizado el conflicto bélico. El enemigo no escatima medios pues tiene con qué pagarlos; una parte de los recursos que toma de nuestro país y de muchos otros, alcanza para solventar esas inversiones.  

Parte de la operación desmalvinizadora consiste en convertir al 2 de Abril, otrora día de lamentable sorpresa para los ingleses, en un día de recordaciones tristes para los argentinos. Sin que la mayoría lo advirtiésemos, hemos sido llevados a lamentar esa fecha mucho más que los derrotados de esa jornada.  

Un argumento inglés tomado como válido para justificar sus pretendidos derechos sobre nuestras islas, es que los ingleses que habitan esa parte de nuestro territorio quieren seguir siendo lo que son, quieren seguir siendo ingleses. Para alivio de quienes saben leer, el aparato estatal argentino aún no renuncia a la soberanía argentina sobre esa parte del territorio. Prácticamente nadie dice que el reclamo argentino es sobre el territorio y no sobre los habitantes. En distintas provincias argentinas y en muchos otros lugares del mundo, hay extranjeros habitando sin por ello pretender que ese suelo sea parte de su país de origen. 

Hace treinta y nueve años nos enterábamos de la rendición argentina en las islas Malvinas. Nuestros soldados han luchado con hidalguía en esa guerra, al igual que en la guerra por la independencia hace dos siglos. No hay que dejarse vencer por los triunfos ni derrotar por las derrotas. 

Pensemos en un gran futuro para nuestros descencientes y dejemos de entregar el alma al enemigo. Ama ckonckaychu, no olvidar: Las Malvinas son argentinas.  

15 de Junio de 2.021.

Compartir
Comentarios
Amigos del Alero
Programas que difunden la Cultura de Santiago del Estero desde Radio Nacional...
Emisoras que Transmiten
Alero Quichua
  • Radio Norteña, AM 1520
    Grand Bourg (Provincia de Buenos Aires)
    Domingos de 11 a 13 horas
    Director: José Barraza
Alero Quichua Santiagueño
La audición radial se caracteriza por su espontaneidad, no se elabora un libreto en razón de que el programa se hace en vivo con la participación del público que se hace presente en el Salón Auditorium.
Seguinos
Puede visitarnos en los siguientes Redes:
Copyright © 2006 - 2024 todos los derechos reservados.