Por Crístian Ramón Verduc
11/07/2018
Parece extraño el ver una casa de dos plantas rodeada de una inmensidad despoblada.

En general, se tiene la idea de que una casa de dos pisos o más, incluso los edificios altos llamados rascacielos, se construyen así para economizar terreno. No dejaba de llamar la atención el hecho de que hubiese una casa de dos pisos en zona rural, unos veinte kilómetros al Sur de la ciudad de Santiago del Estero por la Ruta Nacional 9, la que va hacia Córdoba.

También se podía ver una casa “de altos” en la ruta que va de Suncho Corral hacia Quimilí. Al ver esta vivienda pasando por la ruta, mucha gente comentaba que era un extraño caso de aprovechamiento del espacio, justamente donde lo que sobra es terreno. Lo que no sabemos es si alguno de los viajeros habrá parado alguna vez a preguntar y así saciar su curiosidad.

Con el tiempo, por deducción o por haber preguntado a gente que entiende de construcciones, algunos se han enterado de que es más económico hacer una casa de dos plantas que dos casas bajas, no sólo por aprovechamiento del espacio, sino también por que un único techo cubre ambas casas, las que descansan sobre cimientos más elaborados que si fuesen para una casa común, pero en definitiva más baratos que si fuesen dos cimientos. La separación entre ambos niveles será el techo de la planta baja, que es el piso de la planta alta. Esta parte de la construcción también es muy delicada y costosa, pero teniendo en cuenta los gastos de cableado y otras instalaciones, más materiales en general y mano de obra, parece ser que una casa de dos pisos es más económica que dos de un solo piso.

Sabiendo todo eso, para el grupo de cantores bilingües no ha resultado extraño ver una casa de dos pisos en plena región que hace unas décadas fuera parte de las salinas que se encontraban apenas uno pasaba Loreto hacia el Sur. En la zona donde a la vera de la Ruta Nacional 9 se exponen y venden artesanías, especialmente de tejidos en telar, hay una casa de dos pisos. De ese lugar, siguiendo hacia el Sur, notamos cómo cada vez hay menos árboles, después también se observan pocos arbustos, comienza a predominar el jume y luego se ve una enorme planicie cubierta apenas por la planta de los salitrales. Pasado ese gran jumeal, unas centenas de metros en que la blanca tierra salada no tiene vegetación alguna, nos avisa que vamos llegando al río Saladillo, el que en esta época presenta su lecho apenas húmedo y con uno que otro charco de agua.

El agua de los charcos en el salitral disminuye por evaporación o por que la beben los animales. El suelo salitroso absorbe muy poco, casi nada; por eso cuando a uno lo sorprende una lluvia en terreno salitroso, tiene que retirarse cuanto antes o buscar un lugar donde esperar que el suelo vuelva a estar en condiciones para el tránsito. Hay salitrales donde no se puede andar ni siquiera caminando si hay barro, por lo resbaloso que es.

Pasamos ese extremo de las Salinas de Ambargasta, que mirando desde la ruta se extiende desde ambas márgenes del río Saladillo. La margen Norte da hacia una llanura, por ello es una salina extensa, disminuida en su tamaño en las últimas décadas merced a la regulación de crecientes en el sistema del Río Dulce, por el dique de Río Hondo. De la margen derecha del Saladillo al Sur, el terreno se eleva hacia las serranías, por lo que los suelos salinos terminan a poca distancia, mas o menos a un kilómetro. Poco a poco, vamos entrando en zona serrana y poblada de quebrachos jóvenes, a juzgar por su tamaño.

Al cruzar el río hemos dejado atrás el departamento Atamisqui; ya estamos en el departamento Ojo de Agua. Cerca del kilómetro 960 de la Ruta 9, encontramos el enripiado que nos llevará hasta El Cerro. El camino está poceado y con serruchos. Llaman serrucho a los pequeños desniveles transversales que se forman en los caminos de tierra o ripio por causa de las lluvias. Es como una interminable serie de lomadas alternadas con badenes, lo que hace vibrar al vehículo mientras va marchando.

Después de doce kilómetros en los que vemos monte de ambos lados, donde se destacan los quebrachos, entramos en el departamento Quebrachos y llegamos a El Cerro, pequeño poblado que tiene capilla, planta potabilizadora de agua y sala de primeros auxilios. Con aspecto imponente, se ve a la Escuela Nº 176 Estanislao del Campo, en su nuevo edificio recientemente inaugurado.

En la escuela finalizan los preparativos para el acto del 9 de Julio, aniversario de la Declaración de la Independencia Argentina. La delegación de cultores del canto nativo quichuista, recién llegada desde la ciudad de Santiago del Estero, es muy bien recibida por los docentes, padres de alumnos y gente llegada desde Córdoba en misión filantrópica.

El acto escolar se desarrolla normalmente, con el agregado de presentaciones artísticas por parte de alumnos de la escuela de El Cerro y de las escuelas de Orckos Tucucuna (Donde terminan los cerros) y El Talar. Hay algo distinto en esta celebración: Además de alegría, hay respeto y organización. Cuando alguien habla al micrófono, hay un silencio atento por parte de grandes y utulitas.

Pasado el sabroso almuerzo comunitario, la delegación bilingüe hace su presentación y otra vez se percibe el silencio respetuoso de la gente escuchando atentamente, unos sentados y otros alegremente bailando. Pasada la presentación y habiendo disfrutado de los elogios, los cantores preguntan a la Sra. Directora el por qué de un par de antenas parabólicas que parecen ser para recibir señal satelital. No deja de ser extraño ver tales aparatos en un lugar tan alejado, donde para poder hacer el acto hubo que poner un grupo electrógeno generador de electricidad. La respuesta es que la escuela cuenta con paneles solares que generan la electricidad suficiente para la iluminación normal y para el funcionamiento de algunos artefactos; entre ellos, está prevista la computadora que recibirá señal de Internet en una de las antenas. La otra antena va a bajar señal de televisión satelital.

En un lugar cercano al extremo Sur de nuestra provincia, adonde no es del todo fácil llegar y donde un grupo de docentes patriotas guía a la comunidad hacia el saber, la escuela es el centro de actividades de la población y, una vez que las antenas funcionen, será el centro de comunicación con cualquier lugar del mundo.

Nada debe parecer extraño, cuando está hecho con cariño, para proveer herramientas de instrucción y trabajo a los pobladores. Ancha súmaj Santiáguy (Muy lindo mi Santiago).

11 de Julio de 2.018.

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